La segunda guerra mundial. Una historia esencial by Gerhard L. Weinberg

La segunda guerra mundial. Una historia esencial by Gerhard L. Weinberg

autor:Gerhard L. Weinberg [Weinberg, Gerhard L.]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Crítica
publicado: 2016-02-08T23:00:00+00:00


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Japón extiende la guerra con China

Japón decide extender la guerra

Japón había estado en guerra con China desde julio de 1937. Había rechazado la posibilidad de un acuerdo negociado en enero de 1938, y seguía un proceso de avances ocasionales contra la resistencia china. A Tokio nunca se le pasó por la cabeza que era la destrucción constante de las comunidades chinas, las matanzas y las violaciones de civiles y, en general, su conducta abominable lo que de forma lenta, pero constante, estaba consolidando a la oposición china y generando apoyos para el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek. Los japoneses adoptaron la opinión de que lo que mantenía a los chinos combatiendo eran los suministros que recibía de otros países. China sin duda agradecía los suministros que la Unión Soviética le proporcionaba por tierra y los que otros países enviaban a través de la carretera de Birmania o el tren Hai Phong-Hanói desde la Indochina francesa, pero eso no era lo que los decidía a continuar luchando: sencillamente tenían que hacerlo, con o sin ayuda externa. Estando como estaba concentrado en el conflicto con China, el gobierno japonés interpretó las victorias alemanas de abril, mayo y junio de 1940 como una oportunidad para bloquear la llegada de gran parte de esa ayuda.

Durante años Japón había recurrido a la diplomacia para intentar, sin éxito, que el gobierno francés cerrara el tren Hai Phong-Hanói. Ahora, sin embargo, parecía surgir una alternativa: el ejército japonés podía ocupar la parte septentrional de Indochina y cerrar la ruta. El gobierno de Vichy, al que la administración colonial francesa era leal, aceptó la solicitud. En septiembre de 1940, mientras las fuerzas de Vichy luchaban para mantener a los británicos y la Francia Libre lejos de Dakar, en el África occidental francesa, las fuerzas japonesas ocupaban sin hacer ruido el norte de Indochina. En vista de la peligrosa situación en la que se encontraba el Reino Unido tras la victoria de Alemania en Francia, los japoneses lograron presionar a Londres para que cerrara la carretera de Birmania durante tres meses. Cuando los tres meses pasaron, la victoria en la batalla de Inglaterra hizo viable la reapertura de la carretera, y así ocurrió.

Los dirigentes japoneses no necesitaron que los alemanes les señalaran que la derrota de los Países Bajos y Francia convertía las colonias de estos países en Asia oriental en blancos atractivos para la expansión del Imperio japonés. Además, la necesidad de defender Gran Bretaña de una posible invasión alemana y la defensa de las posesiones británicas de Oriente Próximo contra Italia hacían que en la práctica al Reino Unido le resultara muy difícil, si no imposible, defender también sus vastas posesiones en el sur y el sureste de Asia y los dominios de Australia y Nueva Zelanda. Cuando los alemanes señalaron este hecho a Tokio como una oportunidad única para apoderarse de Singapur, los japoneses respondieron que lo harían, pero en 1946. Ese era el año en el que, de acuerdo a la ley aprobada por el



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