La oferta del jeque by Ella Brooke & Jessica Brooke

La oferta del jeque by Ella Brooke & Jessica Brooke

autor:Ella Brooke & Jessica Brooke
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2017-10-21T22:00:00+00:00


Capítulo cinco

Kelly pestañeó al abrir los ojos y sintió como si tuviera un animal salvaje en la cabeza y estuviera clavándole las garras para intentar salir. Tenía la boca seca y con el sabor de la moqueta de un taxi. Notaba los ojos pegajosos; la luz que entraba por la ventana solo empeoraba el dolor de cabeza. Rodó a un lado de la cama, cogió la almohada y pensó en asfixiarse con ella. Seguro que sería más rápido que un paracetamol.

—Puf, creo que anoche bebí demasiado —gruñó confusa al notar que su voz resonaba en la habitación.

Qué raro.

Su apartamento era cómodo. De hecho, le encantaba. Pero, que ella recordase, no era tan grande como para crear eco. Desde luego, cavernoso no era. Confusa, se sentó en la cama rápidamente y volvió a gruñir cuando sintió un latigazo que intensificaba aún más su agudo dolor de cabeza. La habitación que tenía ante sí era grande y lujosa y estaba decorada con mármoles elegantes y otras ornamentaciones. Un momento. ¿Estaba en el Bellagio?

Pasó la vista por toda la habitación y se topó con la mesa de la cocina. Sobre ella había frutas, fiambres, e incluso tortillas y hojaldres colocados con esmero. Se trataba de un festín digno de un rey… o de un jeque.

Joder, joder, creía que lo había soñado. ¿Anoche me emborraché con Asam de verdad?

Bajó la mirada y se dio cuenta de que estaba completamente desnuda debajo de las sábanas. De repente empezaron a venirle recuerdos en flashes: las copas en la Señorita Carol, el baile en la silla, la increíble sensación de su lengua recorriendo sus rincones más escondidos. Recordaba algunas cosas más. No estaba segura, pero le daba la impresión de que después se había vestido y habían bajado con la intención de pasarlo bien, pero esa parte era más borrosa.

Suspiró, se levantó y se puso a buscar su ropa. Lo primero que le sorprendió fue toparse con un vestido dorado de lentejuelas tirado en el suelo. Por un momento temió que hubiese tenido una noche demasiado salvaje, pero desechó esos pensamientos tan disparatados cuando miró la etiqueta y comprobó que era de su talla.

¿Pero qué coño ha pasado? ¿En qué momento me vestí así y para qué?

De repente, se miró la mano izquierda y se quedó helada. No podía ser. Llevaba puesta una espectacular alianza de bodas de oro y, al lado, un anillo de compromiso con un diamante (chúpate esa, J. Lo.) aún más grande e impresionante.

—¿Qué coño he hecho?

—Creo que anoche pasamos la noche de nuestras vidas —dijo Asam, entrando en la habitación —. Lo siento, te he dejado el desayuno preparado, pero he tenido que salir a hacer un recado.

—¿De qué tipo? ¿Se puede saber qué está pasando? —exigió ella, acercándose a él e intentado ignorar el destello herido que cruzó su mirada color avellana —¿Qué me has hecho?

Asam se ruborizó y le enseñó la mano izquierda, en la que resplandecía una alianza de bodas de hombre.

—Querrás decir qué nos hemos hecho. Creo que



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.