La nieta de la Maharaní by Maha Akhtar

La nieta de la Maharaní by Maha Akhtar

autor:Maha Akhtar
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Memorias
publicado: 2008-08-09T22:00:00+00:00


CAPÍTULO OCHO

CUANDO el avión de la BOAC con destino Beirut se elevó por encima de las nubes, Zahra recordó a Ajit. Se preguntó cómo reaccionarían sus padres si un día decidiera pedir su mano. «¿Cómo no va a gustarles?», pensó intentando convencerse de que sí lo haría. Al fin y al cabo era un príncipe y provenía de una familia cuyo linaje se perdía en la noche de los tiempos. A su madre le gustaría aquello. También era un reconocido diplomático y rico, lo que haría feliz a su padre. Tranquilizada porque de una forma u otra todo saldría bien, bajó del avión en el aeropuerto de Beirut, lista para enfrentarse a sus padres.

En el coche que les condujo a casa demostraron no tener gran cosa que decirse. Zahra nunca tenía mucho de que hablar con su padre, pero el distanciamiento que evidenció en su madre era algo nuevo y las dos se sintieron incómodas. Ya no era capaz de confiarle lo que creía importante en su vida, sobre todo después de haberle mentido en algo tan crucial como el amor.

—¿Por qué no vas a tu cuarto y te refrescas un poco antes de comer? —sugirió Laila después de meter las maletas en casa.

Zahra no dijo que se sentía tan agotada que lo único que le apetecía era tumbarse y echar una siesta. Hizo lo que le había aconsejado y después bajó con los regalos que había elegido para sus padres en compañía de Hafsah: una corbata para su padre y un pañuelo para su madre.

—¡Es muy bonito! —exclamó Laila—. Muchas gracias. —Se lo puso sobre un hombro y se miró encantada en un espejo.

—No es de seda, pero no está mal. A lo mejor la puedo llevar con el traje azul marino. Ya veremos —comentó su padre al ver la corbata.

Era muy típico en él. Nunca se limitaba a decir gracias, siempre tenía que encontrar algún defecto a todo.

Al cabo de una semana, Hafsah le dijo que Ajit no había llamado, tal como era su plan, y Zahra intentó ponerse en contacto con él. Le escribió cartas a la casa de la Rue de Bearn, con la esperanza de que alguien recogiese el correo. Llamó a su oficina en París, pero le informaron de que no había vuelto todavía. Una arrogante voz francesa le preguntó si quería dejar algún mensaje, pero Zahra tenía miedo de darle el número de teléfono de sus padres. En vez de ello pidió que le dieran un número al que poder llamarlo en la India. Pero siempre que lo intentaba o no conseguía establecer comunicación, no era la hora adecuada o no la entendían. Cuando finalmente pudo hablar con alguien, esa persona le comunicó que Ajit estaba de viaje por el país por motivos políticos. Le rogó que le dijera que Zahra lo había llamado desde Beirut. Éste le pidió su número de teléfono, pero tuvo miedo de nuevo de lo que pudiera pasar si Ajit llamaba y contestaba alguno de sus padres. Cuando colgó no confiaba mucho en que Ajit recibiera el mensaje.



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