La muerte de Guernica by Paul Preston

La muerte de Guernica by Paul Preston

autor:Paul Preston [Preston, Paul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T00:00:00+00:00


El humo de las mentiras

El servicio de prensa extranjera de Franco, dirigido por Luis Bolín, negó de inmediato que el bombardeo se hubiese producido. La tapadera se inspiró en gran medida en sus preocupaciones sobre la posible reacción de la Iglesia católica inglesa. Las retransmisiones de Radio Nacional desde Salamanca aseguraban que en la España rebelde no había ningún avión alemán ni, en general, extranjero. Aunque los rebeldes sabían que Guernica había sido destruida el 26 de abril, publicaron un comunicado en el que mantenían que la mala climatología había impedido que sus fuerzas aéreas despegaran el 27 de abril y que, por tanto, no podían haber bombardeado la ciudad. Cuando al poco tiempo quedó claro que una negativa tajante era insostenible, los rebeldes aseguraron que Guernica había sido dinamitada por los propios vascos. Algunos mantuvieron esa historia hasta los años noventa[53].

A la sazón, se atribuyó al propio Generalísimo la autoría del primer desmentido. Se ha afirmado que Franco se sintió consternado al descubrir más tarde que tanto Bolín como los alemanes le habían mentido[54]. Eso es perfectamente plausible pero no la afirmación de que le gritara al Coronel von Funck, el agregado militar alemán: «No consentiré que se libre una guerra contra mi pueblo»[55]. De haber dicho algo remotamente semejante a este comentario, habría significado no solamente un cambio radical de opinión con respecto a sus actividades desde el 17 de julio de 1936, sino también que ignoraba la estrecha relación entre la Legión Cóndor y el cuartel general del propio Franco y de Mola. El primero había expuesto públicamente con suficiente regularidad su postura sobre la necesidad de aniquilar la moral del enemigo.

No es verosímil que el Caudillo mostrase reparos sobre los bombardeos contra los «separatistas rojos» del País Vasco. Escribió una carta de agradecimiento y felicitación a Sperrle y Richthofen por su ayuda durante la campaña. De hecho, todos los datos de que disponemos indican que si Franco y Mola se sentían horrorizados era por la controversia y la publicidad perjudicial que generó. La diferencia en el caso de Guernica fue la rigurosidad de la destrucción y la presencia del padre Onaindía y de los cuatro corresponsales de guerra. Cuando las fuerzas rebeldes llegaron a los carbonizados restos de la ciudad el 29 de abril, el carlista Jaime del Burgo le preguntó a un teniente coronel del Estado Mayor de Mola: «¿Era necesario hacer esto?». El oficial respondió furioso: «Esto hay que hacer con toda Vizcaya y con toda Cataluña»[56]. Cuando Salamanca comenzó con los desmentidos, se ordenó a los pilotos de la Legión Cóndor que negaran el ataque a Guernica, pero algunos de ellos se jactaban de haberlo hecho[57]. El propio Franco, tras desmentirlo al principio, se mantuvo en sus trece. Una vez que se desató el escándalo internacional, no estuvo dispuesto a admitir que había dado carta blanca, consciente o inconscientemente, a los alemanes para cometer semejante atrocidad.

El 7 de mayo, el general Sperrle, utilizando el pseudónimo de Sander, envió un telegrama a Franco para



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.