La mirada de la loba blanca by Claire Bouvier

La mirada de la loba blanca by Claire Bouvier

autor:Claire Bouvier [Bouvier, Claire]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-06-21T16:00:00+00:00


Capítulo 22

—NO estuvo nada mal, ¿verdad?

Isbel se apoyaba en el marco de la puerta, sonriendo.

Marie respiró aliviada.

—No, ha ido incluso mejor de lo que esperaba. Pensé que me faltarían las palabras. —Pero, en contra de lo esperado, no sucedió. Tuvo incluso la impresión de que los niños escuchaban su relato con interés. Les habló de su travesía, de la vida a bordo, de la caravana y de las incomodidades a las que se tienen que exponer los emigrantes para empezar una nueva vida. Para su sorpresa había algunos niños que conocían perfectamente la temática, porque hacía poco que habían llegado hasta aquí. Una de las chicas contó una divertida anécdota sobre el piano que su madre quiso traer a su nueva patria, otra habló de la situación en su tierra de origen, algo que dio que pensar a Marie. Finalmente también se habló de los indios, y las opiniones de los alumnos al respecto eran muy variadas. Mientras que una parte de los mayores había asumido una opinión bastante despectiva de sus padres, los más jóvenes se mostraban todavía abiertos frente a aquella cultura desconocida. Finalmente empezaron a aprender unas palabras en alemán, lo que pareció divertir a los alumnos después de contarles Marie que existía un gran parecido entre sus países.

—He oído cómo les estuvo enseñando su idioma. Podría haber continuado en alemán en vista del entusiasmo con que los niños repitieron sus palabras.

Marie se echó a reír.

—Pero entonces nadie me habría entendido. El vocabulario alemán se compone de algo más que de bitte, danke, Guten Tag y Auf Wiedersehen.

Isbel le dio la razón.

—Pero llegará el momento en que la entiendan, estoy seguro. Y creo que en todo nuestro countie ningún otro colegio estará en condiciones de ofrecer el alemán como idioma extranjero. Hasta a mí me gustaría aprenderlo para poder leer al fin a todos los escritores clásicos de su país en versión original.

—Se lo enseñaré con mucho gusto —contestó Marie un poco azorada.

—La verdad es que lo esperaba. Si tiene un momento, podemos empezar enseguida.

Marie levantó sorprendida las cejas.

—¿Lo dice en serio?

—¿Por qué no? Solo voy un instante a pedirle a Allison que nos prepare un té, después comenzaremos.

Marie iba por la calle mayor como flotando en las nubes y alegró a mucha gente con su sonrisa arrobada. ¡El primer día no hubiera podido ir mejor! Cuando ante una realmente buena taza de Earl Grey enseñó algunas palabras y giros alemanes a James Isbel, su timidez se esfumó rápidamente. Juntos se rieron de algunas faltas y comprobaron unánimemente que valía la pena aprender el alemán, pese a tratarse de un idioma bastante complicado.

Pero, al divisar la casa de Stella, su entusiasmo tocó rápidamente a su fin. La mala conciencia intentó convencerla de que hubiese sido mejor familiarizarse primero con la casa y sus habitantes. Pero la sensación de poder volver al fin a enseñar había sido abrumadora.

Al traspasar la puerta de la casa, esperaba casi que Rose volviese a asomar súbitamente por detrás de cualquier esquina. Pero todo permaneció en silencio.



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