La mafia feminista by Cristina Seguí

La mafia feminista by Cristina Seguí

autor:Cristina Seguí [Seguí, Cristina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2021-04-01T00:00:00+00:00


LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN AL SERVICIO DE LA INJUSTICIA Y DE LA RIDICULIZACIÓN DE LA MUJER REAL

Dejando a un lado la profesión de político, resulta difícil imaginar un sector profesional más desprestigiado que el del periodismo, debido a cómo han logrado permear en él ideologías frentistas. Resulta lamentable comprobar que las televisiones de los grandes grupos y muchos digitales, han renunciado al inconformismo y la denuncia de las injusticias a cambio de la publicidad institucional y la confortable clienterización de sus profesionales.

Proceso especialmente obsceno en lo que respecta al feminismo adoptado por presentadoras que en el pasado reciente, antes de tomar los hábitos del puritanismo hembrista, recordaba como mucho mejores personas y profesionales. Ahora han sucumbido a esta mercancía de cuarta, han renunciado al músculo intelectual y a su propia personalidad en un alarde lastimero de infravaloración personal que sale desde lo más profundo de ellas cuando te dicen en la mesa de un plató que «la cosificación de un hombre y una mujer no tiene nada que ver, porque la mujer lo hace obligada como subalterna del hombre», o que «su carrera», la de ellos, «no peligra con el paso del tiempo». Espera a ver si sigues trabajando después de los cuarenta y seis, te repiten. Mujeres «empoderadas» que piden a gritos ser salvadas.

No hay mesa política, ni dirección de programa de las grandes cadenas que permita poner en tela de juicio las grandes falacias feministas, cuyo único efecto social es la malversación de dinero público y el control de los individuos a base de manipular la realidad enseñándonos injusticias que no existen y ocultándonos las que de verdad suceden, sobre todo si son perpetradas por este colectivo.

El periodismo, especialmente anegado por el sectarismo y la parcialidad feminista, se ha dedicado a condicionar e incluso a censurar la opinión contraria de compañeros con una diligencia superior a la de cualquier No-Do político. Se ha dedicado a segregar y dar un trato preferencial al maltrato por sexos. Ha pulverizado las leyes científicas y policiales en casos de asesinatos y maltrato; puesto que todos ocurren por «machismo», dejan de tratarse condicionantes como la drogadicción, el alcoholismo, el entorno cultural y cualquier otra circunstancia contemplada en los protocolos policiales.

Como veremos más adelante, el periodismo se ha dedicado a silenciar, e incluso a legitimar, miles de secuestros parentales que han convertido a España en la primera potencia de ese tipo de sustracciones de los más indefensos en el mundo. Se ha dedicado a señalar y acosar a jueces por su voto particular en casos mediáticos, donde la presión corporativista-feminista pretendía dictar sentencias en los platós de televisión, como ocurrió con Ricardo González, el juez que emitió un voto discrepante en la sentencia del «caso de la manada». El periodismo, en fin, ha convertido a la mujer en una suerte de minusválida física, mental y jurídica, víctima hasta del aire que respira. Es más, el periodismo feminista se ha dedicado a excitar el sustrato del miedo de la población, con el maquiavélico plan de ingeniería social que requiere la mentira.



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