La Madre de los niños del holocausto by Anna Mieszkowska

La Madre de los niños del holocausto by Anna Mieszkowska

autor:Anna Mieszkowska [Mieszkowska, Anna]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788496626928
editor: Styria
publicado: 2008-11-14T16:00:00+00:00


17. La liberación de Varsovia

Después de la liberación de Varsovia, el 17 de enero de 1945, el hospital fue transformado en hospicio. Recuerdo que las tropas soviéticas y nuestro ejército marcharon sobre Okecie a las tres de la tarde. Un día nos trajeron varios niños de Auschwitz. Eran muy pequeños, de tres o cuatro años de edad. Habían estado en el campo con sus madres pero, poco antes de la liberación, el ejército rojo los había… quemado vivos. Los niños lo sabían. La marcha de las tropas soviéticas sobre el campo los había salvado.

Todo el personal de nuestro hospicio atendió con cariño a los pobrecitos. Además de un baño, pues estaban repletos de piojos, y comida, ya que las condiciones de vida del campo los habían debilitado, necesitaban apoyo moral y emocional. La neurosis del campo no les dejaba dormir. Había que tomarlos en brazos y acunarlos hasta que conciliaran en sueño. Una de las niñas me preguntó una vez: «¿Sufrió mucho mi madre cuando la quemaron?». Me quedé horrorizada, pero tenía que disimular delante de la chiquilla. Le respondí con tranquilidad: «No, no sufrió, porque un angelito se la llevó enseguida al cielo». A los pocos días, me pidió que le dibujara un… angelito. Y lo pinté, pero fue una de mis peores experiencias de entonces.

Pasamos mucha hambre en aquel hospital. Sobrevivimos de casualidad. En el tren que unía Milanówek y Opacza, una población diminuta a pocos kilómetros de Opacza, encontré a Dziatka (Wladysfawa) Michalowicz, la nuera de Mieczyslaw Michalowicz. Conocía el Zegota por su suegro, que siempre había abierto su casa a los judíos necesitados.

Al verme, me contó que tanto la dirección del departamento de asistencia social del Consejo Principal de Asistencia, RGO, como el presidio de Zegota tenían su sede en Milnówek. Acudí enseguida. Adolf Berman y Marek Arcyriski me garantizaron ayuda financiera para mis protegidos. No recuerdo cuánto me dieron, pero sé que se trató de una cantidad considerable y que nos permitió sobrevivir al duro invierno.

Me puse en contacto con la organización ilegal Zegota la mañana del 17 de enero de 1945. Tras la marcha del ejército soviético sobre Varsovia, se introdujo de inmediato una nueva moneda. Una vez más, el hospital se quedó sin comida. Había unos trescientos enfermos y montones de personas que colaboraban con los médicos, enfermeras y ayudantes. A finales de enero me trasladaron a Lubin, al nuevo gobierno. Allí, el nuevo Ministerio de Salud me ofreció su apoyo: me dieron cien mil zloty en la moneda nueva. Los días que pasé en Lubin descubrí que el director de Zegota, León Feiner, 98se encontraba gravemente enfermo en el hospital militar local. Resultó que padecía una neumonía. Al visitarlo, me hizo una promesa: «Jolanta, la guerra ya ha pasado. Mantenemos nuestra palabra: tendrás un monumento en Palestina».

Al poco tiempo, las autoridades del recién creado Consejo Nacional de la ciudad de Varsovia le propusieron a Irena Sendler trabajar en el Ministerio de Salud y Asistencia Social. «Las primeras semanas me negué a viajar a Varsovia —cuenta—.



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