La hermana perdida by Lucinda Riley

La hermana perdida by Lucinda Riley

autor:Lucinda Riley [Riley, Lucinda]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


* * *

El padre O’Brien se disponía a ir a oficiar la misa cuando oyó que llamaban a la puerta de su casa. La abrió y vio a Katie O’Reilly, una versión diminuta de su madre Maggie, allí plantada jadeando y empapada de lluvia.

—Hola, padre O’Brien, le traigo un mensaje. Nuestro nuevo hermanito ha nacido por la noche y mamá está muy cansada del parto y tiene que quedarse en la cama a descansar y no podrá venir hoy a limpiar su casa y nosotras no podemos ir al colegio porque tenemos que ayudar a Nora a dar de comer a las gallinas pero Merry no sabe hacer caldo y papá quiere saber cuándo podría usted bendecir a mi madre y bautizar al bebé y…

—Despacio, Katie —dijo James posando la mano con delicadeza en el hombro de Katie—, y respira. Diría que estás calada hasta los huesos. Pasa a calentarte un rato junto al fuego.

—Debería volver para ayudar a mis hermanas, padre.

—Seguro que por cinco minutos no pasa nada.

James le dio un empujoncito y la hizo cruzar la puerta de su estudio, donde Ambrose estaba sentado leyendo el periódico Cork Examiner.

—Este es mi amigo Ambrose Lister. Ambrose, esta es Katie, una hija de Maggie O’Reilly. A ver, Katie, quítate las botas y las pondremos junto al fuego para que se sequen un poco. Siéntate ahí.

James señaló el sillón de enfrente de Ambrose, que miraba fijamente a la niña de rizos pelirrojos.

—¿Así que tu mamá ha tenido otro bebé? —dijo James.

—Sí, y va a llamarse Patrick.

—Un nombre muy bonito. ¿Y dices que Merry no sabe hacer caldo?

—No, padre. Ellen le dijo que hiciera caldo, pero Merry ha estado muy ocupada ayudándola a cuidar de mamá, y nosotras solo sabemos que se hace con huesos de pollo y que mamá tiene que tomarlo para ponerse fuerte, pero…

A James se le partió el corazón viendo cómo la niña retorcía las manos.

—Bueno, ahora tengo que dar misa en la iglesia, pero ¿qué te parece si luego voy a ver en qué puedo ayudaros? —propuso.

—¿Sabe preparar caldo, padre? —preguntó Katie, con una mirada esperanzada en sus grandes ojos verdes.

—Seguro que alguien me aconseja cómo echaros una mano. Y también me encargaré de bendecir a tu madre y de bautizar a tu hermano. ¿Has desayunado?

—No, padre, porque Merry ha intentado hacer poleadas y le han salido asquerosas. —Katie hizo una mueca—. Creo que no es muy buena cocinera.

—Espera aquí. Vuelvo en un santiamén.

—Siento molestarle, padre —dijo Katie, estirando instintivamente los piececitos hacia el calor del fuego—. Y a usted también, señor —añadió dirigiéndose a Ambrose cuando James desapareció en la cocina.

—Oh, no te preocupes por mí. Me gusta que me molesten.

Katie lo miró con una expresión seria en su carita.

—Tiene usted un acento raro, si me permite decirlo.

—Te lo permito, Katie. Y estoy de acuerdo contigo.

—No es usted de por aquí, ¿verdad, señor?

—No, no soy de aquí. Vivo en Dublín.

—¡Dublín! Es una ciudad muy grande, ¿verdad, señor? Y está muy muy lejos…

—En efecto, Katie.

—¿Es suyo el coche de afuera? Me gusta el color.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.