La guerra de Vietnam by Max Hastings

autor:Max Hastings [Hastings, Max]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-01T00:00:00+00:00

4. FUSILES

En la espesura, la superioridad de la artillería estadounidense servía de poco. Allí lo que contaba era el arma personal de cada infante, y esto provocó una crisis de confianza en el ejército de Westmoreland. La nación tecnológicamente más avanzada del planeta, en efecto, pertrechaba a sus infantes con un fusil inferior al que manejaban la mayoría de los soldados de Hanói. La afirmación debe matizarse: en un campo de tiro, el fusil estadounidense era mucho mejor. Pero en las «Quimbambas» vietnamitas, no. La virtud suprema del AK comunista era que permitía que un campesino de escasa formación militar lanzara disparos automáticos después de haber pasado, él y el arma, por arena, barro o agua, y a pesar de un mantenimiento tan insuficiente que habría inutilizado la mayoría de los M-16.

El AK-47 —el número responde al año de invención del prototipo— fue desarrollado por diseñadores rusos encabezados por el sargento Mijaíl Kaláshnikov, un veterano que en 1941 sirvió con los carros blindados del Ejército Rojo y, desde entonces, trabajó como especialista en armas menores. El arma se inspiraba en un cartucho intermedio, de 7,62 × 39 milímetros, concebido por los alemanes para la media distancia: entre cincuenta y doscientos metros. Kaláshnikov y sus colaboradores cogieron esta bala, relativamente ligera, y le construyeron un fusil de asalto de una sencillez casi inimaginable, cuyo mecanismo de disparo era deudor, en parte, del M-1 estadounidense. Era tan fiable porque solo disponía de ocho grandes piezas móviles, ajustadas con tanto margen que el polvo no le afectaba. El revestimiento cromado del cañón, la cámara de gas y el pistón aumentaron la durabilidad del arma. Como vicios solo había una tendencia a disparar ligeramente a la izquierda y un fuerte clac cuando se desplazaba la palanca de selección del modo.

El AK-47 era impreciso, pero eso carecía de importancia; permitía a las guerrillas disparar con intensidad, por lo general en modo semiautomático o en ráfagas cortas. Desde 1947 se ha producido cerca de un millón de ejemplares, en fábricas repartidas por todo el mundo comunista. El Kaláshnikov ha demostrado ser el arma de fuego más importante de la historia, la elección de los revolucionarios de Angola a Filipinas, reconocible de inmediato por el cargador en forma de banana. En 1963 los chinos empezaron a suministrar a Vietnam del Norte su variante Norinco-56, que acabó siendo la responsable de matar o herir a más soldados estadounidenses o survietnamitas que ninguna otra arma usada en aquel escenario bélico.

En los años de Corea, el ejército estadounidense contemplaba el AK con desdén, como un simple subfusil. El Pentágono rechazó una propuesta británica, en 1953, de pertrechar a la OTAN con un fusil de asalto ligero parecido, de calibre .280; los norteamericanos prefirieron el M-14: su propio fusil semiautomático de largo alcance, que medía más de 1,1 metros y pesaba casi 5,5 kilos. En octubre de 1962, sin embargo, McNamara le escribió a Cyrus Vance, el secretario responsable del ejército: «He visto algunas pruebas… que parecen indicar que, con el

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