La familia del Prado by Juan Eslava Galán

La familia del Prado by Juan Eslava Galán

autor:Juan Eslava Galán [Eslava Galán, Juan]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Divulgación, Arte, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2018-10-22T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 24Felipe V de Borbón

(1683-1746)

La rama de los Austrias españoles había capotado por falta de descendencia, envenenada por su propia sangre y degenerada de tantos enlaces contra natura.

Algún lector creerá que la nueva dinastía, los Borbones, supuso borrón y cuenta nueva, un nuevo comienzo. Nada de eso. El Borbón que heredaba el trono era sobrino nieto de Carlos II y biznieto de Felipe IV, lo que quiere decir que también llegaba viciado de origen por ese cuartillo de sangre austria, con toda su perturbadora herencia genética[124].

El chico tenía un aspecto bastante normal, incluso agraciado, y era guapito de cara, especialmente si lo comparamos con su predecesor Carlos II, aquel desventurado engendro que ni siquiera podía tenerse de pie, pero, aparte de la sangre austria, tampoco aportaba un pedigrí esperanzador. Sus dos progenitores padecían trastornos mentales[125].

La nueva dinastía abrió las ventanas para que entraran la luz y el aire puro a disipar las miasmas que respiraron los últimos Austrias. Queda inaugurado el Siglo de las Luces, el gran siglo de los Borbones españoles. La España beata y adusta de los Austrias, la de Felipe II que se retrata con un rosario en la mano, da paso a la de los Borbones, luminosa y colorida. Fanatismo, el justo, parecen declararnos sus faces risueñas. Pasamos del «prefiero perder mis Estados a gobernar sobre herejes», de Felipe II, al cínico «París bien vale una misa» que comentó el Borbón iniciador de la dinastía cuando se volvió católico para alcanzar el trono de Francia.

Los pintores de los Austrias españoles favorecían los rasgos faciales de sus retratados con cierta mesura, sin excederse. Por el contrario, los pintores franceses de los Borbones son auténticos cirujanos estéticos capaces de dar a un burro matalón aires de corcel. Quiero decir que aplican con largueza el Photoshop. Los personajes que salen de sus pinceles son siempre agraciados, aunque los rematadamente feos no dejen de mantener un cierto parecido con el modelo.

También se distinguen los Borbones venidos de Francia por el atrezo lujoso con que los rodean. Nada del adusto sillón frailero y el traje de severo luto con el que se retrataban los Austrias. Al principio de su reinado, Felipe V se había retratado vestido de negro severo, como acatando la tradición de los Austrias españoles[126], pero en cuanto se vio seguro en el trono cambió a los vivos colores de la moda de Versalles.

Los Borbones se visten de coloridas sedas, usan espectaculares pelucas y aparecen en entornos versallescos entre pesados y ricos cortinajes que acaso sostienen o descorren angelillos alados. Traen, en suma, los aires de Francia.

Por decirlo de una manera gráfica, los Austrias son el monasterio panteón palacio de El Escorial, los Borbones el palacio y los jardines de La Granja de San Ildefonso, el Versalles español que Felipe V se hizo construir con la esperanza de que aquellos bosques y jardines amenos le trajeran la paz espiritual que precisaba.

El joven Felipe no estaba destinado a reinar en parte alguna, de modo que descuidaron su educación, a lo que se sumaba que tampoco era muy inteligente.



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