La extraña historia de Maurice Lyon (Spanish Edition) by Nolis Oriol

La extraña historia de Maurice Lyon (Spanish Edition) by Nolis Oriol

autor:Nolis, Oriol [Nolis, Oriol]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2015-09-02T22:00:00+00:00


CAPÍTULO 23

Se llamaba Malick. Era lo único que sabía mientras me dirigía en taxi a su encuentro. La camarera me había dicho que el pintor me esperaría esa misma tarde en el cruce de las calles Cristóbal de Moura con Puigcerdà.

El taxista me informó de que la dirección se encontraba en El Poblenou, un barrio barcelonés antaño repleto de fábricas perteneciente al distrito de Sant Martí. Muchas de esas factorías de principios del siglo XX habían sido transformadas en modernos lofts, hoy ocupados en su mayoría por gente bohemia dedicada a las artes y el diseño. Quizá Malick viviera en uno de ellos.

En eso pensaba cuando el coche se detuvo en un desolado chaflán. Habíamos llegado. Sí, el taxista estaba seguro. Pagué la carrera y salí del vehículo. No se veía a nadie. Oscurecía y ni siquiera había un bar donde aguardar la llegada de Malick.

Pasaron quince o quizá veinte minutos y entonces comencé a oír a lo lejos un ruido que poco a poco se fue acercando. Recordaba al de las maletas de mano cuando son arrastradas por las aceras, acaso un poco más estridente. Poco después, el causante de ese fastidioso ruido dobló la esquina y apareció ante mí.

Era uno de esos vagabundos que recorren las calles de Barcelona empujando viejos carritos de supermercado que van llenando con la chatarra que encuentran en los contenedores de basura para sacarse un dinero. Se había detenido a mi lado y me observaba. Quizá porque se trataba de un hombre joven bajo cuya ropa se adivinaba un cuerpo musculoso, me sentí de repente amenazado.

—Monsieur Lyon? Je suis Malick —dijo, de repente, en un francés perfecto.

«El genio artístico se manifiesta en las personas más insospechadas», fue lo primero que me vino a la cabeza.

Malick parecía un niño asustado a pesar de su estatura y de hablar con una voz grave y profunda. Me escuchó atentamente mientras, superada la sorpresa del primer momento, me deshacía en elogios hacia su obra. En un principio mis alabanzas provocaron en él cierta desconfianza, pero se fue relajando e incluso comenzó a sonreír tímidamente. A pesar de su lamentable aspecto y del carro que arrastraba, lleno de electrodomésticos estropeados, fajos de periódicos y restos de tuberías de plomo, había algo en él que irradiaba una gran dignidad.

Le sugerí que fuéramos al lugar donde tenía los cuadros, pues deseaba conocer el resto de su obra; pero por alguna razón, que entonces no alcancé a comprender, la propuesta le incomodó y la sonrisa desapareció nuevamente de su rostro.

—No es un buen momento, monsieur Lyon. Es casi de noche y no hay luz eléctrica para ver mis cuadros —dijo entonces retraído, mirando al suelo.

Reaccioné al instante sin volver a insistir, pues no quería que eso arruinara el clima de confianza que poco a poco se había creado entre nosotros.

—No pasa nada, Malick, ya habrá tiempo para eso. ¿Qué te parece si tú y yo nos vamos a comer algo en un restaurante de por aquí? —Sin darle tiempo a contestar, añadí—: No te apures, invito yo y a partir de ahora no debes preocuparte más por el dinero.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.