La Edad Crepuscular by Vicente Alberto Biolcati

autor:Vicente Alberto Biolcati [Biolcati, Vicente Alberto]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Espiritualidad, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1979-12-31T16:00:00+00:00

Ciencia occidental y conocimiento oriental

Otra diferencia básica entre Oriente y Occidente es la situación que se plantea debido a las premisas puestas en evidencia, al enfocar la realidad desde puntos de vista totalmente opuestos.

En efecto, el espíritu occidental está dirigido fundamentalmente hacia el exterior, y como consecuencia de ello está habituado a la dispersión, al análisis, a perseguir los detalles más insignificantes en la investigación científica y a que prevalezca en la mayoría de los estudios el punto de vista cuantitativo y estadístico. Estos análisis fragmentarios persiguen la indagación por la indagación misma en todos los campos de la experiencia mundana, perdiendo de vista lo esencial. Estas búsquedas no llevan ninguna dirección, y aunque se las racionalice otorgándoles una finalidad, son la consecuencia de una inquietud compulsiva y enfermiza.

Con la expansión de la ciencia experimental, se ha perdido el camino verdadero y se avanza sin rumbo alguno, tal como corresponde a esta etapa del ciclo cósmico que actualmente atravesamos.

Guénon hace notar,[170] como lo han hecho anteriormente otros autores, que por regla general los orientales experimentan cierto desprecio por las investigaciones antedichas, a las que consideran indignas del esfuerzo que suponen. Oponen a “la ciencia occidental que es análisis y dispersión, el conocimiento oriental, que es síntesis y concentración”. En efecto, agrega nuestro autor, “ellos están habituados desde tiempo inmemorial a profundas especulaciones en el campo de la pura intelectualidad, a conceptos desprovistos de todo auxilio empírico”; en cambio los occidentales en la actualidad parecen incapaces de superar el nivel fenoménico. Por todas las razones antedichas, concluye diciendo que “lo que los occidentales llaman civilización, para Oriente sería más bien barbarie”.

Aunque no nos guste, esta última es la palabra exacta para calificar la inversión del orden normal, el cual se produce cuando se instrumenta una agitación ciega y vana, sin basamento ni sentido alguno. Se desemboca en tal accionar cuando se ha perdido de vista el fundamento último de la realidad, o sea el nivel metafísico.

Por otro lado, la consecuencia inmediata y observable de la ciencia moderna, que es el maquinismo, la invasión de lo mecánico en todas las dimensiones planetarias, incluyendo la humana, y el reinado de lo meramente cuantificable en su polifacética variedad, produce en los pueblos orientales un profundo desdén, y si actualmente toleran esta situación desviada se debe a su visión del Todo absoluto en el tiempo y en el espacio. Conocen las leyes cíclicas y saben consecuentemente que el mundo aparente está sujeto a la temporalidad y que el actual es un momento transitorio e inevitable en el desarrollo de la presente humanidad, pero que llevará inexorablemente al Occidente a su disolución. Interpretan el Kali-Yuga y el devenir, remontando su pensamiento a lo eterno. No se preocupan por lo contingente, ni por todo aquello que se desenvuelve en la arena de la impermanencia.

Además, esa agitación absurda, el cambio incesante por el cambio en sí, el someterse a los caprichos de la moda en todos los terrenos y sin saber por qué, el afán de investigar nada

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