La defensa de Madrid by Manuel Chaves Nogales

La defensa de Madrid by Manuel Chaves Nogales

autor:Manuel Chaves Nogales [Chaves Nogales, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2011-11-01T04:00:00+00:00


CAPÍTULO X [1]

NO tarda en producirse otro acalorado encuentro entre Miaja y Largo Caballero. El Presidente del Gobierno ordena que tres brigadas y cierto número de baterías sean retiradas de la defensa de Madrid y se unan al Ejército del Centro bajo el mando del General Pozas, quien va a iniciar una ofensiva en la provincia de Toledo.

«¡Imposible!», exclama Miaja. «¡Sería lo mismo que entregar la capital al enemigo!».

Hay una pausa momentánea, y entonces Largo Caballero continúa: «Se ha decidido seguir un plan que hará posible que usted prescinda de esos hombres y materiales. Vamos a llevar a cabo una diversión estratégica. La ofensiva del General Pozas obligará al enemigo a retirar tropas de su frente».

Llega el día en que, con las defensas notablemente mermadas, Miaja solo tiene en la reserva a 100 milicianos. Caballero aspira a ser el libertador de Madrid —aunque desde fuera— y sus órdenes han sido imperativas.

El Ejército del Centro, bajo el mando de Pozas, inicia la ofensiva en la zona de Toledo. Pozas, sin embargo, no logra alcanzar sus objetivos. De manera que el enemigo no se ve forzado a retirar tropas del frente de Madrid tal como se había previsto, y se pierden varias importantes posiciones en las proximidades de la capital. A pesar de todo, Miaja, aun con su ejército mermado, logra hacer milagros, y el propio Pozas le muestra en mensajes su admiración.

«Hoy sus hombres han huido como cobardes. ¿Dónde están los valerosos soldados de los que tanto he oído hablar? ¿Dónde están los héroes de la Columna Durruti?». Miaja, enfurecido y en un tono lleno de desprecio, escupe estas palabras al temido líder anarquista Buenaventura Durruti, obligándolo a enfrentarse al hecho de que sus hombres se han retirado de posiciones estratégicas en el sector de la Ciudad Universitaria.

Durruti es de todos los anarquistas españoles el que posee más alta reputación. Aun así, permanece avergonzado y confuso mientras Miaja se pasea de un lado a otro por su oficina y ruge: «¿Eso es todo lo que los hombres de la FAI saben hacer como soldados?».

Durruti intenta defender a sus hombres y responde entre dientes: «No son unos cobardes. La lucha en la Ciudad Universitaria ha sido atroz. Nunca se había visto nada parecido en el frente catalán».

«¡Antes que retirarse tendrían todos que haber muerto!», Miaja vuelve a rugir. «¡Sigo diciendo que sus hombres han sido unos cobardes!».

Hay un destello de ira en los ojos de Durruti al responder: «Mañana mis hombres demostrarán de lo que están hechos». «Muy bien», dice Miaja, «¿me garantiza entonces personalmente que mañana se mantendrán firmes en la batalla?». «Se lo garantizo». Un apretón de manos que equivale a un desafío pone fin a la entrevista.

A la mañana siguiente, la columna de Durruti contraataca furiosamente en el sector de la Ciudad Universitaria. Los rebeldes defienden las posiciones que acaban de ganar con un fuego devastador y los anarquistas caen en gran número. Durruti se dirige rápidamente a la primera línea de fuego, donde se coloca a la cabeza de sus hombres animándolos al grito de «Viva la FAI».



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