La Conciencia De Las Palabras by Elias Canetti

La Conciencia De Las Palabras by Elias Canetti

autor:Elias Canetti
La lengua: es
Format: mobi
Tags: dramaturgy
publicado: 1981-01-01T00:00:00+00:00


Estoy plenamente consciente de que aquí he rozado apenas una parte mínima de lo que habría que decir sobre poder y metamorfosis en Kafka. Todo esfuerzo que aspire a un tratamiento más completo o detallado del tema sólo tendría cabida en un libro más extenso, mientras que aquí debemos seguir hasta el final, la historia de su relación con Felice, de la que aún quedan por comentar tres años.

De todos los años áridos de esta relación, el más árido fue 1915, que transcurrió bajo el signo de Bodenbach. Lo que Kafka lograba verba1izar y poner por escrito, conservaba su influencia sobre él largo tiempo. Al principio, y como consecuencia del enfrentamiento, Felice recibió aún algunas cartas de él, pero a intervalos cada vez más espaciados. Kafka se queja en ellas de su incapacidad para seguir escribiendo —y en verdad había vuelto a llegar al término de sus recursos—, así como del ruido imperante en las habitaciones a las que acababa de mudarse. Esto es lo que describe con mayor detalle, y es también lo más impresionante. Su vida de funcionario le resulta más insoportable cada día; entre los reproches que no deja de hacerle a Felice, el más duro se dirige contra el deseo de la joven de vivir con él en Praga. Praga le resulta inaguantable, y para alejarse de ella juega con la idea de enrolarse en el ejército. Lo que más lo atormenta de la guerra, dice, es el hecho de no poder participar personalmente en ella. Pero no descarta la posibilidad de hacerlo algún día. Pronto tendrá que someterse a la revisión médica, y Felice debe desearle que lo acepten, pues así lo desea él. Sin embargo, y pese a sus reiteradas tentativas, sus deseos no se cumplen y debe permanecer en su oficina de Praga, "desesperado como una rata enjaulada".

Felice le envía Salammbó con una dedicatoria muy triste, cuya lectura lo hace sentirse infeliz. Y por una vez intenta escribirle una carta consoladora: "Nada ha terminado, no hay oscuridad ni frío. Mira, Felice, lo único que ha sucedido es que mis cartas son ahora más esporádicas y diferentes. ¿Cuál fue el resultado de las otras cartas, más frecuentes y distintas? Ya lo conoces. Tenemos que empezar de nuevo... "

Tal vez fuera esa dedicatoria la que lo indujo a reunirse en Pentecostés con ella y Grete Bloch, en la Suiza bohemia. Este será, para ambos, el único momento luminoso de aquel año. Es probable que la presencia de Grete Bloch contribuyera al buen desarrollo de esos dos días. Cabe suponer asimismo que para entonces ya se hubiera disipado parte del rígido horror del "tribunal" que las dos mujeres habían representado para él. Felice tenía dolor de muelas y le permitió ir a buscar aspirinas y demostrarle su afecto "cara a cara en el pasillo". Tendría que haberlo visto —le escribió Kafka inmediatamente después de su regreso a Praga—, buscando entre las lilas, durante el largo viaje, el recuerdo de ella y de su habitación. Nunca solía llevar consigo ese tipo de cosas, pues las flores no le gustan.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.