La chica que susurraba a las vacas (y no estaba loca) by Dara Meier

La chica que susurraba a las vacas (y no estaba loca) by Dara Meier

autor:Dara Meier [Dara Meier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántica
editor: Unknown
publicado: 2017-07-11T22:00:00+00:00


CAPITULO ONCE

Vaya frío, vaya frío... Y lo mejor es que aún no ha llegado oficialmente el invierno. ¡Menos mal!, pienso con alivio mientras entro a toda prisa en la casa. Lupe sonríe al verme sacudir como un perrito. Estamos a principios de diciembre y, según Ramón, éste está siendo más frío de lo habitual. Como apenas me traje ropa, tuve que ir un día con Lupe y Flora de compras. Fue divertido variar la rutina, y además era la primera vez que salía del pueblo. Fuimos a San Antonio y, según me comentaron, Houston queda a la misma distancia. Ahí valoré el esfuerzo que King hace tan a menudo por venir al rancho.

Desde aquella noche se forjó una nueva y extraña costumbre entre nosotros. Cada vez que viene compartimos dormitorio. Sí, ya sé que es extraño, y más si tenemos en cuenta que no somos pareja ni amantes. Además viene mucho más que antes, o eso al menos me dijo Lupe un día con cierta picaresca.

–Por dios qué frío hace ahí fuera –comento quitándome los guantes de lana.

–Ya te veo, ya –dice mientras se quita el delantal.

–Me parece que mis amigas las vacas tendrán que esperar hasta mañana –pienso en voz alta mirando por la ventana de la cocina.

–Sí, se avecina tormenta. Dudo que King pueda venir hoy –dice poniéndose a mi lado.

–¿Apostáis algo? –oímos de repente. Ambas giramos de inmediato al reconocer la voz.

–¡¿King?! ¿Pero hoy no tenías partido? –pregunto.

–Sí, pero caí lesionado. Me temo que me tendréis por aquí varios días, señoras –anuncia alzando el cabestrillo que luce en el brazo derecho.

–¡Fantástico! –exclama Lupe–. Bueno, me refiero a lo de tenerte por aquí –aclara mirando a King.

–Tranquila, Lupe. Además no hay mal que por bien no venga, ¿verdad? –contesta King. En silencio le observo. A mí no me engaña.

–Bueno, me voy que quedé con Flora para ir a hacer las compras de navidad. Hasta mañana, Candela. King, mañana nos vemos. ¡Ay qué ilusión me hace! –dice saliendo de la cocina.

Quedamos en silencio. Mientras se sirve un vaso con agua yo le voy observando con atención. La rigidez de su mandíbula, la tensión de su espalda...

–Ya puedes dejar de fingir, King –digo apoyada en la mesa de la cocina.

–¿De qué diablos hablas ahora? –contesta a la defensiva dejando el vaso en el fregadero.

Está de espaldas a mí, mirando por la ventana. Tras un suspiro de resignación, me acerco hasta ponerme a su lado, posando mi mano sobre su brazo bueno.

–Déjame adivinar, ¿vale? Final de temporada regular. Os jugáis pasar a los play-off. Te rompes durante... ¿tres, cuatro semanas? Además sigues dándole vueltas a tu retiro. Si pasáis, bien, podrás seguir luchando por despedirte en lo más alto, pero si no pasáis...

–Pero bueno, ¿no sabes nada de este deporte ni de mí y ahora te crees con derecho a pronosticar resultados y cómo me siento? Pues déjame decirte una cosa, señora sabelotodo. Yo... –al mirarme a los ojos se desmorona– te debo dar la razón en todo –claudica.

–Yo no quiero la razón, King.



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