La charca del hipopótamo by Elizabeth Peters

La charca del hipopótamo by Elizabeth Peters

autor:Elizabeth Peters [Elizabeth Peters]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga, Amelia Peabody
publicado: 2015-03-15T14:09:34+00:00


* * *

Después del almuerzo, que se sirvió en la cubierta superior, nos dispersamos. Emerson, por supuesto volvió a la tumba, llevándose a sir Edward y a los niños con él. Como Gertrude había terminado de empacar, la acompañé a ella y a los Emerson más jóvenes a Luxor, para realizar el cambio de alojamiento y algunas compras necesarias.

No hubo oportunidad de que Evelyn y yo pudiéramos discutir del asombroso descubrimiento del anillo. Advertida por el saludo de Emerson, apenas tuvimos tiempo de ocultar las pruebas de nuestra visita y realizar una retirada precipitada. Cuando Gertrude se reunió con nosotros en la cubierta, se había cambiado de ropa y usaba las botas. Si había notado algo fuera de lo común, no mostró señal de ello. Me pregunté que había hecho con el anillo. No lo podía llevar en una cadena alrededor de su cuello; habría observado la protuberancia.

Cuando llegamos al hotel fui con ella a su cuarto para estudiar las disposiciones, por si quisiera, en alguna futura ocasión, pasar sin ser invitada. Era completamente satisfactorio, estaba en el segundo piso, con un pequeño balcón y una vid más que conveniente no muy lejos.

Gertrude fue lo bastante amable como para aprobar los alojamientos, pero pareció poco dispuesta a dejarme ir.

—¿No desea que regrese con usted y reanude las lecciones de los niños? Ha pasado casi una semana desde...

—Esta noche no estarán en un estado de ánimo adecuado para concentrarse en la literatura inglesa —dije con impaciencia—. La disciplina es una cosa, Gertrude, la expectativa irrazonable es otra totalmente diferente. Enviaré a alguien a buscarla mañana por la mañana, o quizás podría usted acompañar a sir Edward. Esto será con toda probabilidad lo mejor. Él le notificará la hora y el lugar cuando regrese esta noche.

Parecía como si ella estuviera a punto de protestar, aunque no podía imaginar a qué... ¿A ser obligada a compartir un bote, sin carabina, con un joven bien parecido? Ofreciéndole las buenas tardes, me fui.

Las compras apenas llevaron algo de tiempo, ya que las tiendas de Luxor ofrecen poco al viajero, excepto antigüedades falsas y genuinas. El curso más prudente de acción habría sido buscar a Walter para regresar a El Cairo, donde los bienes europeos están disponibles en el acto, pero él tercamente rechazaba hacer esto, así que me vi obligada a telegrafiar y a esperar que mi amiga la señora Wilson fuera capaz de atinar con las tallas de Walter en pantalón y botas.

Cuando regresamos al bote con nuestras exiguas compras, el sol se ocultaba por los acantilados occidentales y los colores del ocaso se extendían sobre las aguas ondulantes. Pensé con mucha ilusión en el momento que podría despedir a Walter, para que tomara un baño, una siesta o algo así, y conversar en privado con Evelyn, pero no pudo ser. Los demás llegaron de la excavación al mismo tiempo que nosotros alcanzábamos el Amelia.

Con el sombrero en la mano, sir Edward me llevó aparte. Tenía por costumbre cenar con nosotros, pero en ese instante anunció su intención de volver inmediatamente al hotel.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.