La Catedral del Criollismo - UPC by Luis Cáceres Álvarez

La Catedral del Criollismo - UPC by Luis Cáceres Álvarez

autor:Luis Cáceres Álvarez
La lengua: spa
Format: epub
editor: Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas
publicado: 2017-11-15T00:00:00+00:00


CAPÍTULO III

“Esto es vida, lo demás es cuento”

“¡Orgullo del Perú, la música popular!

Que en sus valses y polcas nos dejaron su saber.

Tonderos y marineras, fugas y resbalosas tocadas en las

guitarras por los muchachos de ayer.

Amador Rivera,

Amancaes de ayer

Siempre hubo un acercamiento de la familia Graña al criollismo. Ello lo demuestran Antonio y Gonzalo, arquitecto e ingeniero agrónomo, respectivamente, dos de los nueve hijos de la familia Graña Acuña y nietos del doctor Francisco Graña Reyes, un criollo que cantaba y tocaba cajón y guitarra. Era ayayero 39, también. Buen amigo de los cantores de la Guardia Vieja como lo eran Augusto y Elías Áscuez, pues ellos formaban parte de la muchachada 40 que iba a su consultorio cuando tenían ciertas molestias.

“Mi bisabuelo vino muy joven de España a través de Londres. Comenzó a trabajar en el ferrocarril con los ingleses, pero se afincó en Chancay —cuenta Gonzalo—. Ahí conoció a una señora Reyes que era la hija del prócer de la independencia Andrés Reyes y Buitrón. Y, como prócer, en pago a sus servicios por la independencia del Perú le regalaron tierras en Chancay… Se casa con esta señora y adquiere tierras cuando el papá se las regala a su hija al casarse. Por supuesto, nacieron en Chancay casi todos los hijos. Mi abuelo vino. Estudió medicina. Y él fue primer médico en el Dos de Mayo, uno de los hospitales más antiguos. Después, se hizo el hospital obrero y el sería uno de los cofundadores, sin dejar de trabajar en el Dos de Mayo. Quizá las primeras inquietudes por el criollismo aparecieran en Chancay”, termina.

Antonio, por su parte, comenta: “La transmisión del criollismo es absolutamente familiar. Y cuando hay familias que trasladan su conocimiento a los hijos o a los nietos, esto continúa. Y se acomoda a los tiempos”.

Los Graña Acuña eran nueve; ahora son ocho. Siete y una mujer. Ella baila marinera. “Lo lleva en la sangre. No es que le hayan enseñado. Ella, simplemente, se para y baila. A todos mis hermanos les gusta. A todos”, dice Gonzalo.

Fred Rohner opina que existen diversas culturas musicales dentro de una sola familia en el siglo XXI : señores que escuchan boleros, nietos que gustan de la electrónica, padres que prefieren salsa, cumbia o rock, entre otros. “Lo que debe estudiarse es cómo conviven y cómo se han logrado mantener. Toda la gente que habla sobre cómo muere la música criolla debería pensar que, por la época de la que viene, debería estar re-muerta. Es una música de finales del siglo XIX. ¿Qué persona dura tanto? Si hoy en día coexiste con otras músicas, eso es lo que resulta interesante y es lo que hay que mirar”.

Gonzalo, el hermano menor de los Graña, señala que el criollismo de familia es distinto de lo que escuchas en radio, donde existe un director musical que impone un gusto a la gente. “El sabor es distinto, la forma de cantar y el tipo de canciones”. Para Antonio, el mayor, ese sabor está ligado más a entender la vivencia dentro del criollismo.



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