La canción de la concubina by Sanllorente Jaume

La canción de la concubina by Sanllorente Jaume

autor:Sanllorente, Jaume [Sanllorente, Jaume]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Narrativa
ISBN: 9788467037623
editor: Grupo Planeta
publicado: 2011-06-02T22:00:00+00:00


Aquella noche me propuse ir solo hasta la calle de P. Burgos, justo al borde de Makati, y centro de la mayoría de prostíbulos de Manila abiertos en época más reciente. Si bien antaño se localizaban en Malate o Ermita, ahora la mayoría de estos clubes de alterne estaban situados en esta calle, una enorme avenida iluminada con la luz de neón de los locales que ocupaban ambos lados.

A medida que caminaba por aquella avenida, los porteros me daban folletos con las fotos de las chicas y me invitaban a entrar.

Durante las últimas semanas había conocido a muchas víctimas del tráfico y había observado su lado más humano, más personal, más íntimo en el sentido menos corporal de la palabra. Por eso quería ver cómo era uno de esos locales y me rendí a la imprudente curiosidad humana. La misma que mató al gato y le jugó, tantas veces, malas pasadas al hombre.

Finalmente, tras unas cuantas cervezas de efecto desinhibidor en un bar aparentemente normal, me atreví a entrar en uno de los clubes. Una vez dentro, no logré relajarme, a pesar de los efectos de aquella borrachera sutil que me hacía sentir más ligero.

A mano izquierda había una hilera de sofás de color granate con pequeñas mesitas redondas delante, donde recibía a los clientes alguna chica sentada. Tal sólo había dos hombres, muy obesos y sudorosos; parecían alemanes, tal vez ingleses. No quise fijarme. A la derecha, en un pequeño escenario con espejos detrás, había varias chicas bailando. Todas estaban vestidas con sujetadores y bragas, de varias formas y colores. Llevaban mucho maquillaje y se contoneaban al ritmo de la música. Todas tenían, cosida en aquella ropa interior, una plaquita redonda, a veces roja a veces negra, con un número escrito.

Una chica que estaba sentada en los sofás se levantó y, en inglés, me invitó a sentarme y esperar.

—Ahora vendrá mamasan —dijo. Yo conocía ya de sobra aquella palabra, mamasan, en otros lugares madame.

Por fin vino una mujer mayor, aunque tampoco tanto. Tendría unos cuarenta años, pero comparada con aquellas chicas, casi niñas, que danzaban en el escenario y me observaban tocándose el cuerpo, parecía una auténtica anciana.

—¿Qué quieres beber, guapo? —dijo con una enorme sonrisa.

—Un whisky con lo que sea —contesté, pensando que más alcohol aliviaría mis nervios, alterados por aquella decisión estúpida de haberme acercado hasta allí.

Mientras esperaba mi bebida, se acercaron muchas chicas, que empezaron a acariciarme y a lanzarme miradas lascivas pasándose la lengua por los labios, de lado a lado, lentamente. Yo, estúpidamente, me dejaba hacer. Yo mismo me había metido en la boca del lobo, de qué serviría, pues, tener una actitud esquiva.

La mamasan volvió con mi cubata y me acarició la cara:

—Eres bastante guapo. ¿Cuál de ellas te gusta, eh? La puedes invitar a una bebida.

Sin preguntar precios y pretendiendo que había hecho aquello muchas veces, señalé a la número nueve.

—No tienes mal gusto —dijo la mujer, indicándole a aquella chica que bajara del escenario—. Princess es muy fogosa, ya verás.

La chica



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.