La úlltima fosa. Revoluciónn del 34, caso abierto by Alejandro M. Gallo

La úlltima fosa. Revoluciónn del 34, caso abierto by Alejandro M. Gallo

autor:Alejandro M. Gallo [Gallo, Alejandro M.]
Format: epub
Tags: prose_contemporary
editor: www.papyrefb2.net


CAPÍTULO 16CON LA IGLESIA HEMOS DADO

Dejamos atrás la cuenca del Nalón y emprendemos el camino por la carretera de Santo Emiliano hacia la cuenca del Caudal. Voy despacio. El hombro me duele. Aquel gorila del Gran Duque me soltó un punto. Sin embargo, prefiero el dolor a que mi mente esté nublada. Las curvas son cerradas, no importa que tengan limitación de velocidad, no es necesario, la orografía impide ir más deprisa. El Coronel, a mi derecha, lee el diario del bisabuelo de Manu. Pobre Manu. ¿Qué creerá que pudo escribir su antepasado que nos ayude en la investigación? El asesinato de Rosa está claro que se produjo para apoderarse de las trescientas mil pesetas que llevaba y el asesino no pudo ser un revolucionario, debió de ser alguien que en el 45 estaba del lado del poder fascista.

Mi mente va de un caso a otro, como si de una partida de ping pong se tratase. Tres y media de la mañana, Clarita sale del "Ex Prohibido". Se encuentra con el condecito y discuten. Diez minutos a restar. El fuego se detecta a las cuatro cuarenta y seis, queda casi una hora de diferencia. Hay que explicar esa hora. A ver cuántos minutos nos aclaras, curita de los huevos.

Miro por el retrovisor. Un Nissan todoterreno nos sigue. A lo mejor no nos persigue a nosotros y es simplemente que no nos puede adelantar y me estoy volviendo paranoico a cada minuto que pasa. Lo que debo hacer es facilitarle el adelantamiento. Después de esta curva se extiende una pequeña recta de doscientos metros. Es el momento. Disminuyo la velocidad y el 4 × 4 se pega a la trasera de mi vehículo, parece que duda en adelantar. Nos adelanta. Falsa alarma. Es un Nissan Pathfinder, si el subteniente Fierro lo viera, seguro que me espetaba: "Hay que detenerlo e identificar a sus ocupantes". Pero no hay motivos. ¿Cuántos vehículos de ésos habrá por estos montes? Cientos. No hay conexión. La matrícula se me queda grabada cuando nos adelanta, 8999. La misma que el furgón que cargó a los veintidós de la fosa común de Carbayín. ¡Qué casualidad! El mismo número de matrícula, setenta y tantos años después.

El Coronel sigue absorto en las memorias del bisabuelo de Manu. Yo buceo en mis pensamientos sin extraer conclusión alguna. El coche ha quedado en silencio y es muy extraño que eso ocurra con el Coronel a mi lado. Las memorias del antepasado de Manu lo han alejado de la tierra.

Llegamos al alto de Santo Emiliano: cuatro casas de una planta a ambos lados; dos ancianas vestidas de negro paseando por el arcén; cuatro vacas tumbadas, rumiando hierba, en una finca cerrada; un anciano sentado en el poyo delante de un chigre; y algún coche mal estacionado en la cuneta. Silencio. Ahí está el Nissan de antes aparcado con dos ocupantes que aún no han descendido de él. ¡Qué extraño! A nuestro paso, el todoterreno ha reanudado la marcha. Ahora vamos descendiendo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.