Jack Al Desnudo by Ian Rankin

Jack Al Desnudo by Ian Rankin

autor:Ian Rankin
Format: epub
Tags: prose_contemporary
editor: www.papyrefb2.net


7

DUTHIL

Rebus telefoneó a Edimburgo para hacer su informe y pedir un día más de estancia en el norte. Lauderdale estaba tan impresionado con que hubiese encontrado el coche, que Rebus olvidó mencionarle el robo en la vivienda. Una vez llegó a casa (borracho y al volante de un vehículo, pero eso dejémoslo pasar), Alec Corbie fue arrestado y llevado a Dufftown. Rebus estaba siendo tan exigente con la policía local como nunca lo había sido nadie antes, así que el sargento Knox tuvo que desviarse de su camino al refugio y pasar primero por la granja. Parecía el hermano mayor del agente Moffat, o quizás un primo hermano.

- Quiero que los forenses se ocupen del coche -le dijo Rebus-. Es la prioridad, la casa puede esperar.

Knox se rascó la barbilla.

- Hará falta una grúa.

- Sería mejor un remolque.

- Veré qué puedo hacer. ¿Dónde quiere que lo lleven?

- A cualquier lugar seguro y con techo. -¿El garaje de la policía?

- Servirá. -¿Qué es lo que estamos buscando?

- Dios lo sabe.

Rebus volvió a la cocina, donde la señora Corbie estaba sentada a la mesa observando los pasteles quemados. Abrió la boca para hablar, pero se quedó callado. Ella era cómplice, por supuesto. Había mentido para proteger a su hijo. Ahora tenían al hijo, que era lo que importaba. Con la mayor discreción que pudo, Rebus dejó la granja y puso en marcha el coche. Al mirar el capó a través del parabrisas vio que una gallina le había dejado un regalito…

Fue a la comisaría de Dufftown para entrevistarse con Alec Corbie.

- Estás metido hasta el cuello, hijo. Comienza por el principio y no te olvides nada.

Rebus y Corbie estaban sentados el uno delante del otro y fumaban. El sargento Knox, apoyado en la pared detrás de Rebus, no fumaba. Corbie se había parapetado bajo una delgadísima capa de indiferencia de machito que Rebus barrió de inmediato.

- Esta es una investigación por asesinato. El coche de la víctima ha sido encontrado en tu establo. Están recogiendo las huellas digitales y si encontramos las tuyas, te voy a acusar de asesinato. Cualquier cosa que creas saber podría ayudarte, así que será mejor que hables.

Entonces, al ver el efecto de estas palabras repitió:

- Estás metido hasta el cuello, hijo. Comienza desde el principio y no te olvides nada.

Corbie cantó como el grajo negro que llevaba por apellido: no era algo agradable de escuchar, pero tenía un sonido sincero. Primero, sin embargo, pidió un paracetamol.

- Tengo un dolor de cabeza que me mata.

- Eso te pasa por beber durante el día -dijo Rebus, sabiendo que la bebida no tenía la culpa; era el dejar de beber.

Trajeron los analgésicos y se los tragó con un poco de agua. Tosió un poco, luego encendió un cigarrillo. Rebus apagó el suyo.

Ya no podía con ellos.

- El coche estaba en el área de descanso -comenzó Corbie-. Llevaba allí horas, así que fui y eché una ojeada. Las llaves todavía estaban puestas en el contacto. Lo puse en marcha y lo guardé en la granja.



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