Invocación by Kelley Armstrong

Invocación by Kelley Armstrong

autor:Kelley Armstrong [Armstrong, Kelley]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2008-06-30T16:00:00+00:00


Capítulo 25

¿Derek estaba tratando de asustarme? Apenas unos días antes habría respondido que sí, sin dudarlo, pero entonces sabía que sólo era honesto. Lo había oído, así que lo largaba sin intentar suavizar el golpe, pues semejante idea ni siquiera se le pasaría por la cabeza.

Sin embargo, eso me hizo decidirme aún más para, al menos, obtener respuesta a una pregunta en cuanto la enfermera asomase la cabeza para anunciar que se apagasen las luces.

—¿Señora Talbot?

—Dime, cariño —respondió, volviendo a mirar dentro de la habitación.

—¿Todavía no podemos llamar a Liz? Me gustaría mucho hablar con ella para contarle lo de la última noche.

—No hay nada que contar, querida. Liz es quien se siente fatal por eso, asustada, si prefieres esa expresión. Estoy segura de que podrás llamarla durante el fin de semana.

—¿En esta semana?

Se metió en la habitación, cerrando la puerta a su espalda.

—Los otros médicos me dijeron que Liz está teniendo ciertas dificultades para adaptarse.

Rae se incorporó en su cama.

—¿Cuál es el problema?

—Se llama estrés postraumático. Su última noche aquí fue muy dura para ella. Los médicos de su nuevo hospital no quieren que la recuerde.

—¿Y qué pasa si no le hablo de ella?

—Incluso charlar contigo se lo recordaría, cariño. Dijeron que el domingo ya estaría bien. La semana que viene a más tardar.

Me atenazaron los dedos del miedo.

«Ahora no, cariño».

«Quizá el fin de semana que viene».

«Quizá la semana que viene».

«Quizá nunca».

Eché un vistazo a Rae, pero en su lugar vi a Liz sentada al borde de la cama, moviendo los dedos de los pies, haciendo bailar a sus jirafas de color naranja y púrpura.

Liz muerta.

El fantasma de Liz.

Aquello era ridículo, por supuesto. Aun en el caso de que pudiese soñar una razón por la cual la Residencia Lyle quisiese matar chavales, ¿qué pasaba con sus padres? Aquellos no eran niños de la calle o fugados de casa. Tenían padres que se darían cuenta de su desaparición. Se darían cuenta y les importaría.

«¿Estás segura? ¿Qué pasa con los padres de Rae? Tan atentos, siempre llamándola y pasando a visitarla. ¿Y el padre de Simon y Derek? ¿Quién era, el Hombre Invisible?»

Rodé sobre un costado y me tapé las orejas con la almohada, como si eso pudiera ahogar la voz.

Entonces recordé lo que Simon me había dicho antes. Proyección astral. Había una raza de sobrenaturales que podían abandonar sus cuerpos y viajar. ¿Los nigromantes también podían ver a esos espíritus fuera de sus cuerpos vivos? Hubiese apostado a que sí, pues el espíritu es la parte que abandonaba el cuerpo en la muerte o durante un viaje astral.

Así que eso era lo que era Liz. Una… ¿Cómo lo llamó? Chamán. Había hecho una proyección astral hasta la residencia y yo la había visto. Eso podría explicar por qué podía verla y oírla a ella y no a los fantasmas. También podría explicar los fenómenos extraños. Liz los causaba proyectándose sin darse cuenta, y por eso lanzaba las cosas por ahí.

Ésa tenía que ser la respuesta. Tenía que serlo.

* * *

—Toma —susurró Derek, apretando un tarro en mi mano.



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