Intermezzo by Sally Rooney

autor:Sally Rooney [Rooney, Sally]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2024-09-24T00:00:00+00:00

* * *

La mañana siguiente, ella se marcha a clase y Peter se queda sentado solo en la mesa del comedor, respondiendo correos. La lluvia resbala en arroyuelos por la ventana, oye el repiqueteo arriba en las tejas. Perdón por la demora. Veo que llego tarde a responder, lo siento. Disculpas, acabo de verlo. El móvil empieza a sonar a su lado y lo mira de reojo: Christine otra vez. Mira de nuevo el portátil, indeciso, y al final responde. Hola, dice. Estoy justo en mitad de un tema, ¿te puedo llamar yo?

¿Dónde he oído eso antes?, replica su madre.

¿Cómo?

El fin de semana me dijiste que me llamarías, y no me has llamado.

Ah, dice. Sí, lo siento. ¿Pasa algo?

Solo quería ver cómo estás, responde ella con tono amable. Si te va mejor en otro momento, me lo dices.

Vergüenza y frustración. Aparta la silla de la mesa. No, responde. Ahora va bien, solo estaba revisando el correo.

¿Cómo estás?

Bien. Gracias.

¿Alguna novedad?, pregunta ella. ¿Cómo va el trabajo?

Echa un vistazo involuntario a la pantalla del portátil, todavía iluminada, un email a medio terminar. Bien, dice, ocupado.

Menudo artículo hoy en el periódico sobre ese caso tuyo.

Peter, rindiéndose, alarga el brazo para cerrar la tapa del portátil. Ah, sí, dice al teléfono. El juicio fue en julio, no entiendo por qué han tardado tanto.

Dios nos libre de tener que ir arreglados al trabajo, dice su madre. Lo próximo será hacernos ir a todos con monos grises a juego.

Una aspiración mía de toda la vida, como sabes.

Es curioso que tus amigas mujeres vayan siempre tan bien vestidas.

Se le escapa una sonrisa a su pesar. Por voluntad propia, sí, responde. Pero no nos vamos a poner a litigar, Christine. Me temo que descubrirás que los tribunales están de mi lado.

Ella ríe en el auricular. Mocoso descarado, dice. ¿Qué tal tus amigas mujeres?

¿Cómo, todas?

¿Cuántas tienes?

Peter hace una pausa. ¿Amistades que resulten ser mujeres?, dice. Muchísimas.

Entiendo, responde ella. En fin, en ese caso, ¿qué tal Sylvia?

Ahora, replegándose, responde en voz más fría: Bien, gracias.

Me encontré con Denise Lanigan el otro día por el pueblo, me preguntó si tenías novia nueva. Como os vio a los dos juntos en el funeral. Le tuve que decir que no, no, que es solo una buena amiga suya.

Se queda un momento callado. Exacto, responde al fin.

A mí me parece bonito que hayáis seguido tan unidos.

Peter se masajea la frente con las puntas de los dedos, sin responder, y su madre también guarda silencio. Tres, cuatro, cinco segundos.

¿Estás ahí?, pregunta Christine.

Él se aclara la garganta para responder: Estoy aquí. Es solo que no tengo nada más que añadir.

¿He dicho algo malo?

No.

El mismo ritual cada vez, le parece. Ella intenta sonsacarle información valiosamente dañina, y él intenta ocultarle cualquier aspecto de su vida al que sospeche que pueda agarrarse. Las preguntas falsamente inocuas de su madre, y las estudiadas evasivas de él. Filtra sus llamadas siempre que Naomi está en casa. Por qué quiere saber su madre: por qué quiere él que no. Un duelo por el poder.

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