Indómito by Elizabeth Lowell

Indómito by Elizabeth Lowell

autor:Elizabeth Lowell
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 1993-08-09T22:00:00+00:00


«Deshazte de tus vestiduras y deja atrás los pecados y las penas. Cubre tu cuerpo con la túnica del ritual de sanación glendruid y posa tus manos llenas de luz sobre la enfermedad. Aleja cuando puedas la muerte y haz que retorne la vida. Dios nos protege y nos ayuda a soportar el dolor del nacimiento.

Así sea.»

Meg acarició con cariño la cruz de oro que colgaba de su cuello, recordando el momento en que su madre la había guardado en el interior de una caja tallada, a la espera de que su hija finalmente se casara.

Ojalá estuvieras aquí conmigo, madre. Tus manos eran capaces de hacer desaparecer cualquier dolor.

Sin embargo, no había nadie que hiciera desaparecer el tuyo.

Tras sacudirse la última de las gotas de agua perfumada de sus dedos, Meg se puso la túnica ritual. Estaba recién hecha, pues cada túnica se usaba una sola vez en un nacimiento o para el cuidado de un enfermo, y luego se quemaba siguiendo las tradiciones glendruid.

- ¿Dónde están los niños? -preguntó en voz baja.

- Los dos más pequeños han ido a casa de la hermana de Adela y los demás están en los campos -respondió la matrona.

- ¿Nadie se ha quedado con ella?

La buena mujer se encogió de hombros.

- Las niñas son demasiado pequeñas, y a los chicos se les necesita para arar y sembrar tanto las tierras de su padre como las de vuestro esposo. No hay suficientes manos. Tan pronto como hayan acabado con los campos, alguien rastrillará todo esto y traerá juncos frescos.

- Debe hacerse ahora.

La matrona apretó los labios pero no discutió. Simplemente, salió al patio para buscar un rastrillo.

Cuando Meg se arrodilló por fin junto al camastro, Adela abrió los ojos.

- Milady… -susurró, consternada-. Les dije que no fueran a buscaros. El barón estará muy molesto con vos.

- Eso no es nada comparado con tu necesidad. Dime, ¿cómo estás?

Cuando Adela empezó a hablar con voz titubeante, Meg se inclinó, deslizó las manos por debajo de la colcha y empezó a acariciar el hinchado vientre con extrema suavidad.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.