Huelga de masas, partido y sindicatos by Rosa Luxemburgo

Huelga de masas, partido y sindicatos by Rosa Luxemburgo

autor:Rosa Luxemburgo [Luxemburgo, Rosa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1906-08-31T16:00:00+00:00


V

En los momentos actuales la cuestión a plantear es la siguiente: ¿en qué medida todas las lecciones que se pueden extraer de la huelga general en Rusia pueden aplicarse en Alemania? Las condiciones sociales y políticas, la historia y la situación del movimiento obrero difieren enteramente en Alemania y en Rusia. A primera vista podría pensarse que las leyes internas de las huelgas de masas en Rusia, tal como las hemos expuesto más arriba, son resultado de condiciones específicamente rusas, no siendo válidas en absoluto para el proletariado alemán. En la revolución, la lucha política y la lucha económica están vinculadas por relaciones muy estrechas, y su unidad se revela en el periodo de las huelgas de masas. Pero ¿no es eso una consecuencia del absolutismo ruso? En un Estado donde toda forma y manifestación del movimiento obrero están prohibidas, donde la más simple de las huelgas es un crimen, toda lucha económica se transforma necesariamente en lucha política.

Por otra parte, e inversamente, si la primera explosión de la revolución implicó un ajuste de cuentas general de la clase obrera con la patronal, eso es la simple consecuencia del hecho que hasta entonces el obrero ruso tenía el nivel de vida más bajo y que jamás había llevado adelante la menor batalla económica en regla para mejorar su suerte. El proletariado ruso debía comenzar primero por salir de la más innoble condición: ¿por qué asombrarnos entonces de que haya puesto un ardor juvenil desde el momento en que la revolución trajo el primer soplo vivificador en el aire irrespirable del absolutismo? Y, finalmente, el curso tumultuoso de la huelga de masas, así como su carácter elemental y espontáneo se explican en parte por la situación política atrasada de Rusia y, en parte, por la falta de educación y de organización del proletariado ruso. En un país donde la clase obrera tiene detrás suyo treinta años de experiencia de vida política, un partido socialista con tres millones de votos y un centro de tropas sindicalmente organizadas que alcanzan un millón y cuarto, es imposible que la lucha política, que las huelgas de masas, revistan el mismo carácter tempestuoso y elemental que en un Estado semibárbaro que acaba apenas de pasar, sin transición, de la Edad Media al orden burgués moderno. Ésta es la idea que se hace generalmente la gente que quiere medir el grado de madurez de la situación económica de un país, a partir de la letra de sus leyes escritas.

Examinemos los problemas separadamente. En primer lugar, es inexacto hacer remontar el principio de la lucha económica a la explosión de la revolución. De hecho, las huelgas y los conflictos salariales no habían dejado de estar cada vez más a la orden del día; a partir del inicio de la década de los noventa en Rusia propiamente dicha e incluso desde fines de los años ochenta en la Polonia rusa, prácticamente habían adquirido carta de ciudadanía. Es verdad que provocaban, a menudo, brutales represiones policiales, sin embargo, formaban parte de los hechos cotidianos.



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