Historias Libros XVI-XXXIX by Polibio

Historias Libros XVI-XXXIX by Polibio

autor:Polibio [Polibio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 0099-12-31T16:00:00+00:00


LIBRO XXX

(FRAGMENTOS)

Embajadas de Pérgamo y de Rodas en Roma[1]

1En aquella ocasión llegó a Roma, de parte del rey Éumenes[2], su hermano Átalo[3]: aun sin 2el desastre que los galos infligieron a su reino[4], hubiera tenido motivos para acudir a Roma, a congraciarse al senado y obtener alguna distinción, porque habían luchado codo a codo con los romanos[5] y habían arrostrado con buen temple los mismos peligros. Pero, entonces, Átalo fue a Roma obligado 3por la derrota que les habían infligido los galos. Fue recibido muy cordialmente, por la amistad surgida 4durante la campaña y porque los romanos les creyeron predispuestos a su favor. El encuentro resultó mejor de lo que él sospechaba, llegando a envanecerse en sus esperanzas; no se había dado cuenta de la verdadera 5causa de aquella recepción. Poco le faltó para echar 6a perder su propia misión y aun su reino entero. En efecto, Éumenes se enajenó la simpatía de la mayoría de los romanos, convencidos de que en la guerra había actuado torcidamente, pues había entrado en conversaciones con Perseo y espiaba las ocasiones adversas a 7ellos mismos. Algunos de los hombres de más prestigio cogieron particularmente a Átalo y le recomendaron que abandonara la embajada en favor de su hermano; 8de quien debía hablar era de sí mismo, pues el senado se proponía disponerle un reino y una dinastía propias, debido a la repulsión que profesaba a su hermano 9Éumenes. Esto hizo envanecerse mucho más a Átalo, que, en sus conversaciones privadas, mostraba su acuerdo 10con los que le empujaban en este sentido. Al final convino con algunos de aquellos personajes en presentarse al senado romano y pronunciar en él un discurso acerca de tal posibilidad.

2Ésta era la disposición de Átalo; el rey Éumenes, previendo el futuro, envía a Estratión, su médico, a 2Roma; era el hombre de quien se fiaba al máximo. Le comunica, pues, las cosas y le ordena que ponga en juego todo su ingenio para que Átalo no siga los 3consejos de los que desean hundirles el imperio. Estratión se presenta en Roma, coge particularmente a Átalo y le propone muchas y variadas razones, pues era 4hombre que tenía prudencia y poder persuasorio. Sin embargo, le costó mucho alcanzar su propósito y apartar a Átalo de su querencia absurda: le puso delante de la vista que, por el momento, reinaba conjuntamente con su hermano; la única diferencia era que no se ceñía 5la corona y que no recibía el título de rey; por lo demás, tenían la misma e idéntica autoridad y, en cuanto al futuro, todo el mundo era consciente de que era el sucesor en el reino, esperanza que no era infundada, porque el rey, por sus achaques corporales[6] esperaba en cualquier momento el fin de su vida. Y, puesto que no tenía hijos, ni aun queriendo podía legar el reino a otro, ya que no se le conocía ningún hijo natural 6que luego pudiera heredar el imperio. En consecuencia 7le extrañaba, dijo, hasta qué punto dañaba el estado



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