Hara. Centro Vital del Hombre by Karlfried Graf Dürckheim

Hara. Centro Vital del Hombre by Karlfried Graf Dürckheim

autor:Karlfried Graf Dürckheim [Dürckheim, Karlfried Graf]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1992-01-01T00:00:00+00:00


5. CONTRACCIÓN - DISTENSIÓN - TENSIÓN

Para desarrollar y mantener el centro vital, es capital comprender bien la naturaleza de lo que llamamos tensión, y el sentido que damos al término de distensión.

El hombre de hoy muy raras veces muestra la imagen de una unidad armoniosamente oscilante entre una tensión y una distensión «justas». Vive más bien pasando siempre de un estado de contracción a un estado de aflojamiento, de disolución. Incluso los ejercicios de relajación que tanto se practican actualmente, no hacen sino acentuar esta tendencia. El «Entrenamiento Autógeno», de I. H. Schultz [13] , por ejemplo, se practica muchas veces tan mal —y con toda seguridad contrariando la intención de su autor— que el hombre que sufre una crispación no busca en este ejercicio sino un simple medio para llegar de vez en cuando a un estado en el que se deje llevar, próximo a la disolución. La distensión que de hecho le procura el ejercicio, no sabe ni utilizarla, ni degustarla, sino sólo superficialmente, justo el tiempo de compensar ese estado de tensión, de contracción que gasta sus fuerzas. Ejercitándolo así, no da un solo paso adelante en el Camino interior. Al contrario. El «Entrenamiento Autógeno», así como otras técnicas de relajación, vienen a adherirse al arsenal de productos concebidos y fabricados por nuestra civilización de la opulencia. Esta no es otra que una vasta empresa distribuidora de medios, por los que continuamos viviendo sin dolor, pero guardando nuestras falsas posiciones y actitudes, medios también que nos permiten eludir la cuestión esencial: aprender a vivir de forma diferente.

Para profundizar en la cuestión de la distensión, primero hay que distinguir claramente, por una parte, la tensión en el sentido de crispación, de contracción, de dejadez, y el estado de laxitud, y por otra, la tensión «justa» y la distensión «justa». En el primer caso, son estados contrarios, si bien en el segundo se trata de dos aspectos complementarios de toda unidad viva. Por eso, el fin que se busca en la relajación «justa», que elimina las tensiones, no es nunca el llegar a un estado de disolución, sino por el contrario, a un estado de tensión «justa».

Es, además, conveniente establecer la diferencia entre el significado de los conceptos de tensión y de relajación, considerados a nivel físico, y en su sentido profundo, que es el que afecta a la persona, en su totalidad. Toda contracción en el cuerpo corresponde a una barrera en el Camino interior. Está expresando, en general, una «esclerosis» cuya base es la voluntad de afirmación de sí mismo, y también el afán de aseguramientos, propios del Yo existencial. Distenderse, relajarse, supone así suprimir esa barrera, liberando al hombre de una actitud que le mantiene bajo el influjo del Yo.

Cualquiera que sea la técnica utilizada, el ejercicio orientado a una justa relación tensión-distensión, sólo será una práctica al servicio del Camino interior si el sujeto que lo practica busca, no sólo la distensión física, el descanso o bien aumentar las fuerzas del Yo, sino también liberar su Ser esencial.



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