Hablar con extraños by Malcolm Gladwell

Hablar con extraños by Malcolm Gladwell

autor:Malcolm Gladwell [Gladwell, Malcolm]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Comunicación, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-31T16:00:00+00:00


Un viajante de 39 años despierta en una extraña habitación de hotel. Tiene una moderada resaca, pero, por lo demás, se encuentra normal. Tiene la ropa colgada en el armario. Está bien afeitado. Se viste y baja al vestíbulo. El recepcionista le informa de que está en Las Vegas, adonde ha llegado hace dos días. Era obvio que había estado bebiendo, le dice el recepcionista, pero no le había dado la impresión de estar muy borracho. Es 14 de septiembre. Su último recuerdo es haber estado en un bar de San Luis el lunes 9. Aquel día lo había pasado bebiendo hasta emborracharse, pero se acordaba a la perfección de todo hasta más o menos las tres de la tarde, cuando «como un telón que cae» la memoria se le quedó en blanco. Y siguió así durante cerca de cinco días. Tres días después, seguía igual. Le asustó tanto la experiencia que se abstuvo de beber alcohol durante dos años.

El viajante había salido de aquel bar de San Luis para dirigirse al aeropuerto, donde había comprado un billete de avión, había volado a Las Vegas, había encontrado hotel, tomado posesión de su habitación y colgado su traje en el armario; después se había afeitado y, al parecer, se había desenvuelto a la perfección por el mundo, solo que sumergido en una laguna. Así funcionan los apagones: en torno al umbral de 0,15, el hipocampo se apaga y los recuerdos dejan de formarse, pero es enteramente posible que, al mismo tiempo, los lóbulos frontales, el cerebelo y la amígdala de ese mismo bebedor sigan funcionando con mayor o menor normalidad.

—Durante una laguna puedes hacer cualquier cosa que puedas hacer estando borracho —explica White—. Lo que pasa es que no lo vas a recordar. Por ejemplo, comprar cosas en Amazon. Esto me lo cuenta mucha gente; que llegan a hacer tareas muy complejas, como comprar billetes, viajar… toda clase de cosas que después no recuerdan.

De ahí se deduce la dificultad de determinar, solo por el aspecto, si alguien ha sufrido un apagón. Es como intentar averiguar si alguien tiene una jaqueca a partir de su expresión facial en exclusiva.

—Puede que parezca un poco ebrio, o mucho, pero estoy hablando contigo —dice White—, podemos mantener una conversación. Puedo ir a pedir tragos a la barra. Puedo hacer cosas que requieren un almacenamiento de información a corto plazo. Puedo charlar contigo de cómo nos criamos juntos. Ni las mujeres de los alcohólicos pueden asegurar cuándo su cónyuge ha sufrido un apagón o no(36).

En la década de los sesenta, cuando trabajaba en su obra pionera, Goodwin suponía que solo los alcohólicos se emborrachaban hasta el apagón. Las lagunas eran una rareza. Los científicos escribían sobre ellas en revistas médicas como refiriéndose a una enfermedad previamente desconocida. Miren los resultados de uno de los primeros estudios exhaustivos sobre hábitos de bebida en la universidad[115]. Fue realizado a finales de la década de los cuarenta y comienzos de la siguiente en veintisiete universidades de Estados Unidos. A los estudiantes se les preguntó cuánto bebían, de media, «en una sesión».



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