Gato por liebre by M. J. Fernández

Gato por liebre by M. J. Fernández

autor:M. J. Fernández [Fernández, M. J.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-14T16:00:00+00:00


Capítulo 26

El anuncio de Manuel era un indicio de que estaban en el camino correcto. Que el comportamiento extraño de las víctimas se diera el mismo día de la semana en dos casos podría ser una coincidencia, en tres era un patrón. El comisario fue el primero en reaccionar:

—Muy bien. Esto nos ayudará a canalizar las investigaciones en forma más efectiva. Si el factor común a las tres familias víctimas fue ese retiro, debemos conseguir más información al respecto.

—Es notable que a estas alturas todavía no tengamos un dato preciso sobre esa actividad —opinó Pedrera.

—No creo que sea casualidad —intervino Néstor—. Lo más probable es que antes de acudir al retiro, las familias fueran advertidas acerca de no hablar de ello.

—¿Y eso no las hubiera alertado?

—Pudieron decirles que los cupos eran limitados, que la lista de espera era muy larga, que al recibirlas en esa fecha les estaban haciendo un favor, pero que les rogaban no divulgarlo para evitar quejas de los demás aspirantes.

—Pero entonces, ¿por qué lo mencionó Natalia? —preguntó Sofía.

—Natalia tenía una personalidad especial. Le gustaba ayudar a las personas, así que cuando encontró a alguien con un problema, del cual ella creía tener la solución, no resistió la tentación de ofrecerla.

—Entonces debemos centrarnos en averiguar todo lo posible sobre ese retiro —opinó el comisario—. Tenemos claro que fue la propia Natalia quien se lo recomendó a Ágata, pero ¿cómo llegó Natalia hasta allí? Según lo que pudo averiguar Remigio, no fue el asesor matrimonial quien hizo la recomendación.

—Tal vez sea de utilidad averiguar si Isadora también buscó ayuda, o donde lo hizo —señaló Néstor haciendo un esfuerzo por concentrarse en el caso, pues conforme pasaban los minutos, su preocupación por el mensaje del director iba en aumento—. ¿Interrogaste a la directora de la Biblioteca sobre qué hizo Is en cuanto a sus problemas matrimoniales, Sofía?

—Por supuesto, pero no sabía nada al respecto. —La subinspectora miró el reloj—. Los padres de Isadora deben estar aquí en 20 minutos. Tal vez ellos tengan alguna idea sobre ese asunto.

—De acuerdo, a ver si podéis sacar algo en claro de la entrevista con ellos —les pidió Santiago a Néstor y Sofía. Luego se encaró a Diji—. ¿Qué se sabe acerca de las postales que envió Vilaró a su familia?

—En cuanto llegó la encomienda las llevé yo mismo a científica —respondió Cheick—. De las seis postales, tres se enviaron desde París, una desde Nápoles y las dos restantes provenían de Londres. Habían sido enviadas por correo ordinario. Científica hizo estudios grafológicos, comparando la escritura con documentos que nos proporcionaron en la Bodega donde trabajaba Vilaró. Coinciden. El perito me confirmó sin lugar a dudas que las postales fueron escritas de puño y letra por David.

—¡Mierda! —exclamó Miguel. Santiago lo miró con reprobación—. Lo lamento, señor. Otro callejón sin salida. Nunca nos habíamos tropezado con un caso tan frustrante.

Aunque los demás detectives no lo habían expresado en voz alta, en sus rostros se podía ver la misma decepción que había hecho explotar a Pedrera.



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