G de guardaespaldas («G» is for Gumshoe) by Sue Grafton

G de guardaespaldas («G» is for Gumshoe) by Sue Grafton

autor:Sue Grafton
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Policíaco.
publicado: 1990-04-30T16:00:00+00:00


Capítulo 14

Nada más entrar en casa, subí al desván dando traspiés. Me quité las zapatillas deportivas. Me tendí en la cama, amontoné almohadas bajo la cabeza y me puse a hacer inventario de lo que me sucedía. Todos los pinchazos y dolores habían desaparecido, arrastrados por la ola de adrenalina que me había inundado durante la agresión. Me sentía vacía, aletargada, con todo el cuerpo insensibilizado; sólo el cerebro producía algún que otro chisporroteo. Oí abajo los murmullos de Dietz mientras hablaba por teléfono. Creo que me quedé dormida. Cuando abrí los ojos, vi a Dietz sentado en la cama. Tenía un puñado de papeles en una mano y una taza de té en la otra.

—Tómeselo —dijo.

Cogí la taza y me concentré en el calor que transmitía. El olor del té siempre me ha parecido más agradable que su sabor. Aún recuerdo el respingo que di de pequeña cuando me dejaron probarlo por primera vez. Alcé los ojos y miré el círculo negriazulado de la claraboya.

—¿Qué hora es?

—Las siete y diez.

—¿Ha llamado Clyde?

—Hace un rato. Irene está bien. La atendieron y la enviaron a casa. Aún no se sabe nada de Agnes. ¿Y usted? ¿Cómo está?

—Mejor.

—Estupendo. Cenaremos dentro de poco. Henry ha preparado no sé qué.

—Detesto que me cuiden.

—Yo también, pero no hay más remedio. A Henry le gusta sentirse útil, yo me muero de hambre y ni usted ni yo sabemos cocinar. ¿Le apetece charlar un rato?

Negué con la cabeza.

—Aún tengo el alma flotando lejos del cuerpo.

—Ya volverá. Gracias a la policía de Los Angeles hemos identificado a nuestro hombre. ¿Quiere echarle un vistazo?

—De acuerdo.

Me pasó unas seis o siete circulares y fichas identificativas del departamento de Policía de Los Angeles. Miré la primera, SOSPECHOSOS BUSCADOS POR DELITOS DE TRÁFICO. Había diez fotos, tipo ficha de comisaría, una de ellas señalada con un círculo trazado con bolígrafo. Era él. Parecía más joven. Pálido. Taciturno: un delincuente nato en los albores de su carrera. Se llamaba Mark Darian Messinger, alias «Mark Darian», alias «Darian Marker», alias «Buddy Messer», alias «Darian Davidson». Varón, blanco, treinta y ocho años, pelo rubio, ojos azules, con una mariposa tatuada en el dorso de la mano derecha, en la membrana entre el pulgar y el índice (a mí se me había pasado por alto). Había nacido el 7 de julio, cáncer, todo un devoto de la vida doméstica. Figuraba su número de carnet de conducir, el de la Seguridad Social, el del Servicio de Información Militar, el de la ficha del FBI, el de la ficha de la policía local y el de la orden de detención. Dicha detención, efectuada al parecer en el verano de 1981, había sido por infracción del artículo 201 del Código de Circulación (atropello mortal y fuga) y del apartado a del artículo 3, sección 192 del Código Penal (homicidio accidental conduciendo en estado de embriaguez). La foto, de unos nueve centímetros cuadrados, se le había hecho de frente y lo había reducido al tamaño de los enanos, como en los sellos.



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