Fuego (En la oscuridad 3) by Ana Coello

Fuego (En la oscuridad 3) by Ana Coello

autor:Ana Coello [Coello, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-607-380-048-8
editor: Penguin Random House Grupo Editorial México
publicado: 2020-11-15T00:00:00+00:00


Cuando cumplí veinte, le pedí a todos no celebrarlo, porque aunque todo iba mejor, no me interesaba festejar absolutamente nada, y menos algo tan absurdo como mi cumpleaños. Yori había comprobado que mis células estaban igual que antes de cumplir diecinueve, incluso suponía que me había embarazado días antes de que mi reloj biológico cayera en una pausa, pues si cumplía años cada veinte, o menos tiempo, todo en mi interior reproduciría el mismo proceso. Así que para cuando Luca regresara, Gael sería uno más de mis recuerdos.

Lo que en realidad me preocupaba era Lucián, no sabía qué esperar de él. Yori ya había comparado nuestras células, pero las de mi bebé eran las de un humano común, como las mías al principio.

Por un lado, albergaba la esperanza de que así fuera para siempre, con sinceridad no podría soportar el hecho de que tuviera que vivir de la forma en la que yo lo haría y solo, porque Luca y yo en algún momento dejaríamos de existir, y él siempre sería más joven. Pensar en eso me aterraba. Pero, por otro, si Lucián no cambiaba, si era verdad que necesitaba ser activado el ser zahlando, ¿qué pasaría? Tendría unos padres de sesenta años que parecerían menores que él; su escuela, sus amigos y su vida en general no podrían ser normales. Y yo tendría que tomar una decisión que ya era impensable. Siempre me encontraba en un callejón sin salida, ninguna de las posibles vertientes me agradaba y no podía pensar que una fuera mejor que la otra, porque simplemente no lo eran, ya que en ambas Lucián sufriría y yo también.

Yori y yo ya habíamos tocado el tema varias veces, teníamos que esperar, por ahora no podíamos saberlo, no hasta que llegara a la edad en la que los zahlandos se fortalecen: a los diecinueve. En mí los cambios no habían sido muchos y, en general, solía ignorarlos sin problema. No me trasportaba; no hablaba con la mente a menos que fuera necesario, ya que me recordaba a Luca de una forma agónica; dado que mis heridas cicatrizaban tan rápido no había tenido mayor complicación, pues era muy cuidadosa; tener el sentido del oído tan agudo parecía ya parte de mí y no me molestaba; no había intentado levitar o mover objetos; lo único que agradecía era la habilidad que ahora tenía para entender y aprender todo con mayor rapidez.

En enero regresé a la universidad a tercer semestre, pero me costó más de lo previsto dejar a Lucián. Ya tenía ocho meses, estaba sano, y no debía ser ningún problema para Yori lidiar con él cada mañana, sin embargo, no hubo día que no me ganara la aprensión y deseara no asistir a clases para quedarme a su lado.

Gael continuó visitándome, llevaba la cena o se plantaba ahí todo un sábado simplemente para conversar y estar con mi hijo. Romina iba con frecuencia y no paraba de mimar a mi pequeño Tambor, que se había convertido en el centro de atención.



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