Finny by Justin Kramon

Finny by Justin Kramon

autor:Justin Kramon [Kramon, Justin]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T00:00:00+00:00


23

LA MAISON DES FANTAISIES

—Pues así es mi madre —dijo Earl mientras bajaban por una calle llamada Montorgueil hacia el Sena. Habían entrado en una zona de mercado y en ese momento pasaban ante unas tiendas que exhibían quesos de todos los colores y formas, algunos con aspecto de tener polvo e incluso de estar cubiertos de moho; carnes de rojos y rosas vibrantes, pulardas asadas o conejos ensartados en varillas que giraban sin parar, o bollos glaseados con mantequilla o con azúcar y desbordantes de relleno. Incluso en aquel día de invierno, las puertas de algunas tiendas estaban abiertas al frío de la calle. Finny vio una tienda que solo vendía foie gras, el alimento del que le había hablado Earl en una de sus primeras cartas de París. Las paredes estaban cubiertas por latas de vistosos colores.

—Es estupenda —dijo Finny sobre la madre de Earl—. Quiero comprarle algo para agradecerle el corte de pelo.

—Vamos, dime la verdad. ¿Notas alguna diferencia? Finny sonrió.

—Aun así, ha sido un detalle.

—Ramón dice que va a hacerla socia en breve. La llamarán Ramona.

—Estupendo.

—Al menos es una ilusión para ella —dijo Earl.

—¿No es feliz?

En ese momento, Earl tomó aire y luego lo soltó poco a poco.

—Tiene altibajos. Puede estar animada y llena de vida, como hoy. Sin embargo, a veces la descubro llorando sin motivo. Durante mucho tiempo, no comprendí muchas cosas de ella. No es la persona más estable del mundo.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que tiene detrás un historial. Cuando estaba con mi padre, acababa de tener una crisis. Apenas tenía dieciocho años. Cortó todos los lazos con su familia y se unió a aquella compañía ambulante de la que te habló mi padre. Una de las razones por las que no podía verme después de que yo naciese era que estaba ingresada en un psiquiátrico. Creo que mi padre no me lo contó para ahorrarme el mal trago o, al menos, para respetar la intimidad de mi madre, pero, poco a poco, la historia fue saliendo a la luz. Mi madre me ha contado unas cosas rarísimas, Finny. Empezó a tener alucinaciones cuando estaba en el hospital y dijo que olía el color púrpura durante todo el día y que lo que comía le sabía a gorjeo de pájaros.

—¡Caray! No tenía ni idea.

—No quería darle mucha importancia, pero esa fue una de las razones por las que volví. Para ver qué tal le iba.

—Por eso piensa que eres un hijo maravilloso.

—Cuando está bien, todo le parece maravilloso. Cuando está mal, es justo al revés.

—Entonces, ¿está bien ahora? Me refiero a que has dicho que no es una persona muy estable.

—Se toma un montón de medicamentos. La mantienen dentro de los límites.

—¿Y qué me dices de Ramón? ¿Hay algo entre ellos? Earl sonrió.

—¿Quieres decir si están liados? No creo que Ramón se acueste con mujeres. Tampoco creo que se acueste con hombres. Está muy contento consigo mismo.

—¿Y sale con algún hombre, tu madre?

—De vez en cuando, pero no domina el francés, de modo que no le quedan muchas opciones.



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