Felipe by Javier Olivares

Felipe by Javier Olivares

autor:Javier Olivares [Olivares, Javier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2015-10-01T04:00:00+00:00


IV

Eran muchas las obligaciones que tenía que atender el rey en Valladolid. Pero había una por encima de todas: conocer a Jeromín.

El encuentro fue frío. No se podía esperar otra cosa del carácter desconfiado de Felipe aun cuando quien tenía enfrente era un niño de doce años. El rey había estado unas horas antes con su hijo, poco mayor que Jeromín. El contraste era evidente.

Carlos tenía de su abuelo sólo el nombre. No miraba directamente a los ojos. Parecía que la vida tenía que pagar una deuda con él, de tan amargado como se le veía. Apenas tenía amigos. Sí tenía muchachos a su alrededor, la nobleza castellana siempre colocaba a sus vástagos al lado de los futuros reyes. Pero Carlos apenas conversaba con nadie. Sus juegos eran tan privados como sus pensamientos. Peleaba con su espada de madera contra enemigos invisibles. De hecho tenía que ser de madera tosca porque se le apartaron todo tipo de objetos punzantes tras dejar sin ojos a más de un caballo en las caballerizas reales cuando era más niño. Día y noche, siempre tenía dos guardias a su lado. Su función no era proteger al príncipe de nadie sino de sí mismo.

Jeromín era todo lo contrario. Su mirada era directa como la de su padre. Su educación, exquisita. Sin duda tenía capacidad de conversación: se le notaba por lo bien que hilaba frases y pensamientos. Pese a ello, lejos de alardear de ello, mostraba una discreción impropia de un niño.

Luis de Quijada, su tutor (casi un padre para Jeromín), le había dado la educación exigida por Carlos. Viendo al niño, se apreciaba la labor del que fuera fiel mayordomo del emperador en Bruselas.

Al revés que el príncipe, Jerónimo tenía amigos. Jugaba y se relacionaba con otros chicos que le mostraban la lealtad que él les ofrecía. Actuaba así sin saber que era el hijo del emperador. Por naturaleza.

Cuando Felipe le dijo que era su hermano y como tal, hijo de emperador y del rey de España, Jeromín siguió siendo el mismo. Pero empezó a soñar despierto. También ató cabos sobre lo que había sido su vida. Su raciocinio, pese a su naturaleza despierta, era el de un crío. Pero esa misma noche todos las penas de haber tenido unos padres y luego otros, se le reveló como una aventura que merecía la pena ser vivida.

Felipe tenía una mosca detrás de la oreja que le zumbaba diciéndole que desconfiara. Todos los reyes tenían hijos fuera del matrimonio. ¿Por qué tanto secreto en este caso? Aun así, era tanto el respeto que Felipe tenía a su padre que no dudó en cumplir las condiciones que le pedía, en la carta que le había mostrado Juana.

En ella, Carlos rogaba a Felipe que considerara a Jerónimo como un hermano más y que le facilitara una carrera eclesiástica. En este punto, Felipe se relajó: era costumbre que los bastardos se dedicaran a labores religiosas apartándoles de la competición con los herederos legítimos.

También le pedía su padre que el niño tuviera casa propia.



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