Estrategia y táctica del movimiento nacional by Arturo Frondizi

autor:Arturo Frondizi
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2022-06-05T16:00:00+00:00

LAS FUERZAS ARMADAS Y EL DESTINO DE LA COMUNIDAD NACIONAL

Puede afirmarse con absoluta certeza, que no habrá transformación pacífica de las estructuras económicas, políticas y sociales de la Argentina y, por consiguiente, crecimiento económico y justicia social, si las Fuerzas Armadas no participan activamente y con cabal comprensión del proceso y del papel que a ellas les incumbe.

Esta convicción nos impulsa a contribuir a una labor de esclarecimiento que sólo los propios conductores militares pueden estimular en los cuadros, con la urgencia que demanda la rápida evolución de la crisis nacional que sufrimos.

Las fuerzas armadas de nuestro país, o de cualquier otro, integran la comunidad, viven sus problemas y cumplen la función técnica que la ley les asigna. El hecho de que sean un organismo del Estado y deban obediencia a la autoridad constitucional no significa que estén recluidas en un recinto hermético, aislado de toda influencia externa. En la comunidad no hay compartimientos estancos. Los obreros no están reducidos al ámbito de sus talleres, ni sus patrones se limitan a regir sus empresas, ni los sacerdotes se recluyen en los templos, ni los hombres de ciencia en sus laboratorios. Hay una interacción fluida y permanente que vincula a todos los sectores sociales entre sí y con la comunidad como entidad universal que los abarca a todos. Si no existiera esa conciencia de pertenecer a una entidad común, no habría patria.

La sociedad vive y crece en cuanto es nutrida, empujada, por el variado dinamismo de sus sectores componentes. Cuanto más activos, coherentes, racionales y organizados son esos sectores, más rica es la vida social y mayor es el impulso que la hace progresar y superarse. En las sociedades atrasadas y anémicas, esa diferenciación de sectores es embrionaria, primitiva. Son sociedades sometidas a la jerarquía de un solo sector dominante, una pequeña oligarquía que imprime su sello a toda la comunidad. Así se explica que esas sociedades primitivas ―aunque tenían tradiciones seculares y hondas culturas― fueran dominadas, conquistadas, en la edad moderna, por naciones nuevas pero altamente organizadas.

Este fenómeno histórico, que ocurrió en escala mundial en la era colonial, se repite en el ámbito nacional de los países que viven sus primeras etapas de desarrollo. En el lento proceso de racionalización social, de organización de clases y sectores, se producen grietas y vacíos que tienden a cubrirse con la actividad del sector mejor organizado y más fuerte. El colapso de las satrapías orientales y africanas en nuestro tiempo, al efectuarse el repliegue de la autoridad metropolitana, produjo un vacío que fue llenado por el único sector disciplinado y coherente que existía en esos pueblos liberados del yugo colonial: el ejército. En las fuerzas armadas nativas residía el instrumento práctico de la soberanía. Ellas asumían la representación de los anhelos populares de independencia. El caso más típico es el de Egipto, pero hay otros ejemplos en Asia y el Cercano Oriente.

Las dictaduras militares de América latina, que han dado tanto que hablar a historiadores y sociólogos, no han sido causa sino efecto de nuestro atraso.

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