Escuela nocturna by Lee Child

autor:Lee Child [Child, Lee]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-03-30T00:00:00+00:00

* * *

A las diez de la noche de Hamburgo Ratcliffe aprobó el plan B. A las once de la noche Reacher lo descartó. La mensajera no había regresado a la casa. No planeaba hacerlo. Para ese entonces ya estaba claro. Griezman dijo que podría haber cogido cualquiera de los más de veinte vuelos internacionales de las últimas horas. O algún vuelo de cabotaje a Berlín, donde el mundo entero está al alcance de la mano. O se podría haber ido en coche a Ámsterdam. O en tren a París. O se podría haber ido a otro piso franco en la ciudad, lo cual era una pesadilla en sí misma.

Reacher y Sinclair estaban en la habitación de Sinclair, duchados y vestidos desde hacía rato. Neagley había regresado. Enseguida la pusieron al tanto de todo el lío. Las señales perdidas, las suposiciones equivocadas, las conexiones tardías. Lo cual llevó inevitablemente a un debate acerca de los siguientes pasos. Sinclair dijo:

—Por los derechos de la Sexta Enmienda, Wiley puede ir a un juicio rápido por el asesinato. Pero no lo conseguiría, porque nosotros lo retendríamos durante años por el otro asunto. Y no podemos permitir que lo atrapen primero los alemanes, porque podríamos no recuperarlo nunca.

—Podríamos negociar eso de antemano —dijo Neagley.

—No podemos estar en una posición en la que les tengamos que pedir permiso a los alemanes para ejercer nuestra seguridad nacional de la manera en que nosotros queramos.

—Estaríamos cediendo muchas atribuciones.

—¿Reacher? —dijo Sinclair.

—Yo creo que mitad y mitad —dijo Reacher—. Una investigación física de la ciudad sería una pérdida de tiempo. Incluso si pudieran rastrear mil caras al día, llevaría cerca de cinco años cubrir a todos los habitantes. Pero sus registros podrían ser útiles. Wiley llegó a la ciudad no hace más de cuatro meses. Eso lo sabemos con certeza. Por lo que tenemos una fecha de inicio firme. Obviamente alquiló una casa, porque mató a la prostituta en su apartamento, no en una habitación de hotel. Así que tiene algo alquilado por ahí. Y luego tiene un nombre nuevo, probablemente alemán, que coincide con su pasaporte nuevo, probablemente alemán también. Tiene facturas de gastos. Probablemente un teléfono. No tenemos acceso a esas bases de datos. Ahí es donde Griezman nos puede ayudar.

—¿Sí o no?

—No soy imparcial —dijo Reacher—. Estoy en deuda con él.

—No ha hecho nada por ti. No ha encontrado a Wiley y tampoco ha encontrado al mensajero.

—Lo intentó.

—¿Qué te ha parecido el señor Bishop, del consulado?

—¿El jefe de división?

—El veterano de la CIA.

—No está mal para ser un viejo.

—Obviamente nuestros agentes germanoparlantes más viejos fueron entrenados en el sistema anterior. Para servir en Alemania del Este, no en el oeste civilizado. Les gusta saberlo todo de todos. Para reclutar, en aquel entonces, y también para chantajear y para comprender mejor las historias internas locales. Tienen un archivo inmenso. No todo en cajones oficiales.

—¿Y?

—El jefe de detectives Griezman fue cliente de la prostituta muerta hace alrededor de un año. Cuatro veces. Lo sabemos con certeza. Se gastó los ahorros para la universidad de sus hijos.

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