Escrito en la sangre by Barbara Vine

autor:Barbara Vine [Vine, Barbara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2002-12-15T00:00:00+00:00

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He estado releyendo las cartas que Mary Craddock escribió a su hermana Elizabeth Kirkford. Mary vivía en la casa parroquial de Fulham y Elizabeth en Yorkshire.

La primera lleva fecha de 1923, unos meses después de la boda de Mary con su párroco. Escribe sobre la vida en Fulham, por entonces todavía una zona casi en mitad del campo, sobre su trabajo en la parroquia y su colaboración en la escuela. Se mencionan las visitas a su madre y a «las nenas», como siempre llama a sus hermanas Elena y Clara. Hacia ellas mantiene la característica actitud despectiva de las mujeres casadas de principios del siglo XX respecto a las solteras. A sus ojos son obviamente «mujeres excedentes», sin utilidad en el mundo, y se pregunta a qué se dedican durante todo el día.

En su siguiente carta ya está embarazada o, como ella dice, «esperando». Se encuentra muy bien, a diferencia de Elizabeth quien por lo visto tuvo náuseas matutinas durante muchos meses. Y a ello le saca mucho partido, a su lacónica manera. Las mujeres hacen muchos aspavientos con lo que es «un hecho absolutamente natural». Pero lamenta estar tan lejos de su madre y las «nenas». Posiblemente, la otra parte de Londres se le antoja una gran distancia.

En abril de 1924 nace el bebé. Es Patricia Agnew, quien treinta y seis años después escribe la desconcertante carta a Veronica. Toda la familia fue a ver al bebé. Edith, la madre de Mary, se alojó en la casa durante los días posteriores al parto y actuó como «un bastión». En todo caso, escribe enérgicamente, el parto no fue largo ni en absoluto insoportable. Clara sigue con ella para «ayudarla a sobrellevarlo». Mary piensa que ella y Elena nunca se casarán. «Se les han metido en la cabeza algunas tonterías, entre otras cosas no entregar a un hombre su cuerpo ni su alma». En todo caso, prosigue con cierta dureza, puede que sea una decisión acertada, ya que todos los hombres jóvenes aceptables han muerto en la Gran Guerra. Clara lee los libros de su padre. Debe de ser una «fanfarronada» porque Mary está convencida de que no los entiende. Ahora dice que le gustaría ser médico, una idea que nadie toma en serio.

En su siguiente carta habla sobre todo de su madre Edith, lady Nanther, quien hacia 1925 había cumplido ya los sesenta. Su madre, escribe, es maravillosa, siempre tan alegre y práctica. Mary sigue pensando que fue una vergüenza por parte de Alexander vender Ainsworth House «pasando totalmente por encima de nuestra madre sin el menor escrúpulo». No es fácil estar obligado a trasladarse a su edad, pero ella lo tomó muy bien. Naturalmente, a ojos de su madre Alexander no puede hacer nada mal. ¿Qué piensa Elizabeth de su matrimonio con «esta americana»? Mary cree que han estado viviendo juntos, lo cual es muy poco correcto y escandaloso, pero por lo menos ella tiene dinero, mucho, y el dinero es lo que Alexander más necesita. Su madre dice

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