Escribe mi nombre en tu corazón by Alexandra Black

autor:Alexandra Black [Black, Alexandra]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-02-17T16:00:00+00:00

* * *

Jasper dejó el delantal que había estado usando sobre la mesa y miró a su alrededor. Su aportación había sido pequeña, pero la cocinera y sus dos ayudantes parecían mucho más relajadas que en otras ocasiones en las que la casa se llenaba de invitados. Una de las jóvenes que ayudaban en la preparación del pastel de manzana que tanto gustaba a su padre, le sonrió con timidez.

—Milord —dijo la señora Miles, la cocinera—, vaya arriba. Aquí ya no hace falta.

Acompañó sus palabras con un gesto de la mano que indicaba que era mejor que se marchase ya o se convertiría en un estorbo y Jasper sonrió. Chasqueó la lengua para llamar la atención de Sherezhade y salió de la cocina seguido muy de cerca por la perra, que había sido agasajada con tanta comida, que se movía despacio, como si tuviese el estómago tan lleno que le costase mover las patas.

—Te lo advertí —la regañó Jasper tomándola en brazos a pesar de su gran tamaño—. Mira que te dije que no comieses tanto o no podrías subir las escaleras.

La perra le lamió la cara como respuesta y apoyó la cabeza en su hombro con un suspiro. No era consciente de su propio tamaño y se comportaba como el cachorro que era: quería que la tomase en brazos, que la acariciase continuamente y jugase con ella. Le gustaba especialmente dormir en sus brazos, tal y como estaba haciendo en aquel momento, porque en cuanto había apoyado la cabeza en su hombro se había quedado dormida.

Sonrió. ¡Ojalá fuese tan fácil tratar con los seres humanos como lo era hacerlo con los animales! No sabía por qué le resultaba tan condenadamente difícil hacerse entender, cuando con Sherezhade era tan fácil.

Subió las escaleras despacio, pues la perra pesaba bastante y temía perder el equilibrio. Los criados con los que se encontró lo miraron como si hubiese perdido el juicio, pero ya estaba acostumbrado a aquel tipo de miradas. Sabía que no era la clase de noble que debería ser, que no cumplía las normas, que era una decepción constante para todos…

Y, sin embargo, no podía evitar comportarse como lo hacía. Sí, no tendría que haber ido a la cocina porque incomodaba a todo el mundo. Los criados intentaban comportarse con normalidad y aceptar la excentricidad del hijo mediano del señor, sus padres se sentían avergonzados y molestos por su comportamiento y Andrew ponía el grito en el cielo en cada ocasión porque lo humillaba.

Quizá la próxima vez tendría que ayudar a limpiar la plata, a ver si así se sentían un poco más avergonzados y lo dejaban marchar de Minstrel Valley. Porque no solo lo hacía porque necesitaba estar activo, sino porque era una forma de presionarlos para que dejasen de meterse en sus asuntos. No le habían dejado hacer nada de lo que quería hacer. Sus intentos de alquilar un apartamento en Londres se habían visto truncados por la intervención de su padre. Tampoco fue capaz de comprar un pasaje

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