En ocasiones veo frikis by Sara Escudero

En ocasiones veo frikis by Sara Escudero

autor:Sara Escudero
La lengua: spa
Format: azw3, epub
Tags: Humor, Ensayo
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T23:00:00+00:00


Las comedias románticas

Me encanta el cine. Pero es un arma más peligrosa de lo que parece, amigos. Eso que dicen de que hay que ir al cine porque es terapia, porque las dos horas que dura la película tú te olvidas de tu vida y bla, bla, bla… Pues eso: ¡BLA! ¡Mentira podrida! O, por lo menos, según la película, claro. Es cierto que si me meto a ver un revival de Rambo, de Cocodrilo Dundee o de Pajares, puedo salir mejor de lo que entré: me miraré al espejo y adoraré esas primeras arrugas y líneas de expresión de mi careto. ¡Todo valdrá con tal de no acabar como Stalone o Andrés Pajares, que parecen faraones de Egipto mal resucitados, por Dios!

Pero si me meto a ver una comedia romántica… Chungo. Chungo, con un grado de “chunguez” comparable a entrar bañada en oro en las Barranquillas. Y es que hay películas que deberían estar prohibidas y ¡por partida doble!: la protagonista femenina no puede ser más perfecta y el chico de la peli… ¡Madre mía! ¡Eso no es un hombre! ¡Es EL HOMBRE! Y que no es por comparar, porque las comparaciones son odiosas pero… No me jodas, ¡no hay color! Es que después de ver al Johny Deep de turno con esa voz, esa sonrisa, ese cuerpo y esos ojos… ¡Lo más bonito que te va salir al ver a tu chico es un hiriente llanto con hipo y todo!

Y encima una cosa: ¿quién narices llama a estas historias “Comedias románticas”? Porque pasteles son un rato, y yo reconozco que soy una diabética emocional y lo gozo pero… ¿Comedia? ¿Risas? Amigos, con perdón: ¡¡Ni puta gracia!! ¡¡Que luego sueñas conque esas cosas te van a pasar a ti!! Que vas a estar, por ejemplo, comprando en el súper pero en plan americano, que no es como aquí, no. ¡Allí parece que van en plan FELIZ! Incluso cantando por los pasillos: “¡Tralará, tralará!” Y, de repente, se te va a caer al suelo, qué se yo… ¡Un bote de cebollitas en vinagre! ¡Hala! Y al agacharte a recogerlo… (redoble de tambores) ¡Ahí va a estar él! ¡¡Es Johny!! ¡¡Cogiéndote las cebollitas!!

De ahí saldréis de la mano para dar un paseo a la orilla del mar (a cámara lenta, por supuesto) y ¡te pedirá matrimonio! Si estás en Madrid pues también vale, oye. ¡Te imaginas el paseo por la Gran Vía que también tiene su aquel! ¡Aquí el que no se consuela es porque no quiere! Porque las luces de los teatros, o los escaparates o los escupitajos de los mendigos (que reflejan las luces de las tiendas y de los teatros) ¡pues tienen su puntito!

Y yo de consuelos sé un rato, amigos, que mi último churri en los asuntos del amor pues… hacerte terminar, lo que se dice terminar de ver el cielo y eso, pues que no mucho. Más bien… ¡Nunca! ¡Cómo sería que yo a veces notaba cómo se me salía la lívido por las orejas, os



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