En el laberinto by Karl Kerényi

En el laberinto by Karl Kerényi

autor:Karl Kerényi [Kerényi, Karl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1950-01-01T05:00:00+00:00


Bailó entonces el joven y Sócrates dijo: «¿Habéis notado», decía, «que el joven, que en sí es de una gran belleza, cuánto más bello aparece en las figuras de la danza, que cuando permanece quieto?». A lo que Cármides respondió: «Parece elogiar al maestro de danza». Y Sócrates le contestó: «Exactamente. Y aún he observado algo más en él: ninguna parte de su cuerpo es indiferente al movimiento, sino que cuello, pierna y brazo participan, tal y como debe ser en el baile si se quiere tener el cuerpo más ligero y flexible. Me gustaría mucho aprender de ti, aprender las figuras del baile, hijo de Siracusa», le dijo, pues de allí procedía el maestro del joven. Y cuando éste preguntó el porqué, exclamó: «¡Quiero bailar, por dios!». Entonces todos rieron. Sócrates, sin embargo, decía con semblante grave: «¿Os reís de mí? ¿Será porque con esta gimnasia quiero estar más sano o tener mejor apetito y dormir más dulcemente? ¿O es porque busco algo para mi cuerpo que no me engorde los muslos y haga que mis hombros estén más delgados, como en las carreras y no como en los combates de los púgiles, con los hombros gruesos y los muslos delgados, pues yo, al contrario, desearía lograr a cualquier precio un equilibrio pleno de mi cuerpo? ¿O tal vez os reís porque, viendo un viejo, no necesito buscarme a un joven para mis ejercicios, ni desvestirme entre la multitud de los gimnasios, sino que me basta con un gran espacio como este que ahora mismo le ha servido al joven para sudar? ¿Debería hacer mis ejercicios invernales en el interior y durante la canícula ponerme a la sombra? ¿O quizá reís porque quiero disminuir mi inoportuna y gorda barriga? ¿No sabéis que nuestro Cármides me sorprendió bailando, no hace mucho, a primera hora de la mañana?». Y fue Cármides quien dijo: «¡sí, por Zeus! Primero me asusté, y temí que te hubieras vuelto loco. Pero cuando te hube oído hablar de manera parecida a como lo haces ahora, también me fui a casa, pero no a bailar, porque nunca lo aprendí, sino a gesticular. Pues esto sí lo sabía hacer».

Conocía bien el arte de expresarse con los gestos de los bailarines de la mímica, que asimismo participaban en el banquete donde se representaba el amor de Dioniso y Ariadna.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.