El verano que empieza by Sílvia Soler

El verano que empieza by Sílvia Soler

autor:Sílvia Soler [Soler, Sílvia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2013-01-01T00:00:00+00:00


DESPUÉS DE SELMA

Desde septiembre de 2001, volar se había convertido en una aventura arriesgada, o al menos así lo vivía la población que había visto una y mil veces a los aviones estrellarse contra los rascacielos de Nueva York. Habían pasado seis meses de los atentados y Valentina todavía los dibujaba cada vez que tenía a mano una hoja de papel y una caja de colores. Júlia observaba a su hija menor y se preguntaba qué impacto tendrían esas imágenes en su infancia, en la infancia de miles de niños, y por supuesto qué trastorno provocaría en las vidas de los futuros adultos ese 11 de septiembre.

Aparentemente Valentina era una niña feliz. De risa fácil, con esos hoyuelos que se le dibujaban en las mejillas y la mirada chispeante, ella sola había conseguido hacía dos años expulsar de la vida de todos la tristeza que los había cubierto como un velo tras la muerte de Selma. A Júlia eso, el hecho de que la alegría de la niña le hubiera borrado el dolor, la desazonaba. Recordaba la conversación que había tenido con su hermana una fría tarde de enero mientras paseaban junto al mar, abrigadas y temblorosas:

—No hay solución posible, Ruth. El médico ha sido muy claro: nos encontramos con el peor de los pronósticos, el que ellos más temían. El tumor es un pedazo de cabrón al que no podemos vencer.

—¿Selma lo sabe?

—Sí, está al corriente de todo. Y no quiere vivir estos meses que le quedan llorando por los rincones… No sé cómo voy a arreglármelas para estar a la altura, no me veo capaz…

Ruth se detuvo y cogió a su hermana del codo para que también ella se detuviera. Tenía esa mirada decidida —Júlia la encuentra pétrea— tan suya:

—¿Cómo que no te ves capaz? Si ella puede, tú también. Es evidente que lo hace por sus hijos, porque no quiere que la recuerden siempre triste. Quiere que la recuerden como era: una mujer alegre y vital. ¡Hazlo por los niños!

Era una orden que exigía ser respetada. Ni una sola grieta para la debilidad, no había excusa posible. Júlia a punto estuvo de rebelarse. «Qué sabrá ella acerca de cómo me siento. No tiene ni idea de hasta qué punto Selma es importante para mí». Sin embargo, la última frase de su hermana reverberaba en su cabeza: hazlo por los niños, hazlo por los niños. Claro. ¡Los niños, un niño! De pronto lo vio claro.

—Me quedaré embarazada —dijo de pronto, retomando el paso, ahora con más ímpetu.

—¡Qué dices! —Ruth habló con la voz más aguda, exasperada.

—Que quiero tener otro hijo. Un hijo que me obligue a salir adelante y me dé fuerzas para ser como Selma necesita que sea.

—No puedes hacer una cosa así. —Ruth había recuperado su tono natural, más grave. Glacial.

—¿Por qué no?

—Esa no es razón para tener un hijo. —La contundencia de la que todo lo sabe, con un leve deje de menosprecio. Júlia se acordó de la Ruth adolescente y de esa prepotencia que la sacaba de quicio—.



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