El silencio de las ruinas by Daniel Jerez Torns

El silencio de las ruinas by Daniel Jerez Torns

autor:Daniel Jerez Torns [Jerez Torns, Daniel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2020-02-14T16:00:00+00:00


5

26 de agosto de 2035

El sonido de un timbre le despertó. Encendió la luz y miró el reloj. Eran las seis de la mañana. Alargó la mano, cogió el teléfono de la mesita de noche y preguntó quién era, pero el timbre siguió sonando y entonces se dio cuenta que se trataba del timbre de la puerta. Se levantó y vio a través de la mirilla a Mauro.

—Otra bomba. Se han cargado el bar Els Quatre Gats. No, tranquilo, estaba cerrado. Ha sido a las cuatro de la madrugada.

—Está bien, me arreglo, me tomo una aspirina que tengo un dolor de cabeza odioso y vamos.

A las siete en punto de la mañana, en el despacho estaban de nuevo Pablo, Mauro, Salva, Beatriz y Castro, el cual les ponía al corriente de lo acontecido hacía unas horas.

Salva miró a Beatriz, pero esta no parecía darse cuenta que él estaba en la misma sala.

—Señores, Els Quatre Gats ya no existe. Se ha vaporizado como por arte de magia.

A Salva no le gustaba la frivolidad con la que daba las noticias el inspector Castro. Aunque se tratasen de locales o monumentos, no dejaba de haber un componente emotivo. Se trataba de símbolos de la ciudad que conformaban una identidad barcelonesa. Y un reclamo turístico importante, que dejaba grandes cantidades de dinero en las arcas del ayuntamiento y, de rebote, en organizaciones como las suyas. El turismo, que de ser un sector servicio a clasificarlo como primario.

—Te recuerdo que no es magia, si no bombas lo que lo ha hecho desaparecer —dijo Salva.

—Bueno, llámalo como quieras, pero no está.

—No es llamarlo como uno le venga en gana, es explicar las cosas como son.

—¿Las cosas como son? ¿Cómo hacéis vosotros? Que yo sepa muchas noticias están creadas en la mente de los Creadores de noticias y no a partir de la realidad. —El inspector Castro mantenía su actitud sosegada.

—Bueno, no empecemos una discusión inútil. ¿Alguna cosa más? —preguntó Pablo.

—Sí. Yo quisiera explicar algunas cosas que he descubierto y que me han pasado esta noche —Salva relató la historia de Ángeles y su hija Alicia, el nexo entre el padre de Mario y el periodista tocando el mismo tema, el hallazgo del libro y su posterior encuentro con Alicia.

Pablo cogió aire. Parecía satisfecho. Luego empezó a hablar con calma, destacando que los hallazgos de Salva les ponían en una buena pista.

El inspector Castro carraspeó y todos desviaron la mirada hacia él.

—Tengo otra información. —Hizo una pausa para ganar interés—. Se han analizado las cámaras de la Comisaría de la Monumental y resulta que mientras todos estaban en la falsa alarma, entró un tío diciendo que era de mantenimiento del aire acondicionado. Llevaba una gorra y en ningún momento se le ve la cara pero accedió a la zona de las celdas. Debió ser él quien le suministró los Limbis para generarle un estado depresivo.

—Pero eso es muy fuerte —por primera vez, Beatriz habló.

—Sí. Esto nos demuestra que estamos ante gente más peligrosa de lo que parece.



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