El secreto by E. Phillips Oppenheim

El secreto by E. Phillips Oppenheim

autor:E. Phillips Oppenheim [Oppenheim, E. Phillips]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1906-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo XXII

«Antes el amor que la honra»

A Guest le referí ce por be lo que había pasado entre Adela y yo, prescindiendo del aspecto personal, que le dejé adivinar, no obstante. El relato le dejó pensativo.

—¿Cómo acabará el asunto? —preguntóme de pronto—. ¿En qué situación se hallan los dos en este momento?

—Las cosas están en un estado que puedo asegurarle que me casaré con ella o… me quedaré soltero. En cuanto a lo otro, me ha prometido permanecer neutral.

—¿Entonces no teme que malogre nuestros planes? No pierda de vista que una sola palabra de Adela condenaría al fracaso nuestro viaje a Norteamérica.

—No lo espero —contesté, confiado—. Ignoro hasta qué punto estaba metida en el fregado; pero tengo la seguridad de que ha terminado de colaborar con los que podemos llamar nuestros enemigos.

—Lo creo —asintió Guest—. Pero sea como sea hemos de correr el riesgo.

Así terminó nuestra conversación sobre el asunto; mas no tardé en comprobar que la intimidad que se iba estableciendo entre Adela y yo había de sernos muy provechosa. Durante los dos días siguientes convivimos Adela y yo sin referirnos para nada a las cosas que habían quedado en el fondo de nuestras conciencias. Dábamos largos paseos, jugábamos a las cartas y aprovechábamos las deliciosas oportunidades que nos brindaba el viaje marítimo. Mistress Van Reinberg veía con creciente satisfacción nuestra intimidad. Mister Valentín, aun disfrazando sus sentimientos, no podía ocultar su desagrado. Las cosas se fueron despejando gradualmente. Mistress Van Reinberg trataba de acaparar para sí y sus hijas a mister de Valentín; pero éste tendía a mantenerse en contacto con Adela. El hado conspiraba a mi favor.

La noche del tercer día nos reunimos todos en cubierta luego de cenar. Mistress Van Reinberg, mostrábase amabilísima conmigo.

—Dígame, mister Courage, ¿cuáles son sus planes en Nueva York? —me preguntó.

—Visitar a algunas personas para las que llevo cartas de presentación y marcharme al Oeste para pasar las Navidades. Me han dicho que los alrededores de Lennox y de Pitsfield son bellísimos. Probablemente pasaré algún tiempo con un señor que se llama Plaskett White, amigo mío.

—¡Qué coincidencia! —exclamó la dama—. Los Plaskett White son vecinos nuestros. Pues si va usted a verles tendrá que pasar con nosotras por lo menos una semana. Apenas desembarquemos, nos iremos directamente a Lennox.

—Tendré ese placer —repuse con toda la alegría de mi corazón.

Mister de Valentín dejó caer el monóculo y se puso a limpiarlo con el pañuelo. Su inexpresivo rostro adquirió un tono amoratado, seguramente de rabia, e incluso las dos muchachas demostraron con gestos la sorpresa que les había causado la invitación formulada por su madre. Advertí lo delicado de mi situación.

—He de advertirle, señora, que no podré estar con ustedes más de un par de días —apunté, recogiendo velas— pero haré lo posible por complacerla.

Mistress Van Reinberg observó a mister de Valentín con dura expresión. Se advertía claramente que estaba acostumbrada a imponer su voluntad, que también imperaría esta vez.

—Convenido, pues, mister Courage —declaró—. Mi casa está abierta para usted.

Le di las gracias, y para suavizar la tirantez de la escena invité a Adela a salir de paseo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.