El reino animal by Sergio Ramírez

autor:Sergio Ramírez [Ramírez, Sergio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2006-09-15T00:00:00+00:00

Desarrolló entonces Agoston la técnica novedosa de sembrar las plantas cada tres pies, en lugar de los seis tradicionales, invención suya en la que fue inmediatamente imitado; e introdujo la entonces rara uva roja zinfandel para la factura de vinos, así como la dorada moscatel de Alejandría para la producción de pasas, cepas que le envió el diligente general Meszaros.

Pero no dejaban de perseguirlo las desgracias. En 1855 había fundado en San Francisco la refinería de oro Eureka Gold and Silver, una feliz iniciativa, pues a la par fue creada la Casa de la Moneda en San Francisco, que decidió contratar los servicios de Eureka Gold and Silver para la refinación del metal y la acuñación de monedas. Al mismo tiempo, Agoston fue nombrado refinador y acuñador oficial de la misma casa, designación que algunos protestaron en los periódicos alegando conflicto de intereses.

La premura en refinar ingentes cantidades de broza hizo que las calderas de Eureka Gold and Silver trabajaran día y noche; insuficiente el carbón, se las atizaba con fuelles, con lo que las partículas de oro, liberadas por la acción del cianuro de sodio, empezaron a desvanecerse en la atmósfera. En octubre de 1857 se ordenó una investigación. Fue practicada una auditoría en los libros de la Casa de la Moneda, y forzado de manera arbitraria a renunciar a su cargo, Agoston tuvo que responder ante un gran jurado bajo los cargos de fraude y estafa. El caso atrajo atención de costa a costa, y su nombre se mantuvo en las primeras planas de los periódicos. Sólo al cabo de cuatro años el jurado lo declaró inocente.

Limpio su nombre, fue nombrado superintendente general del cultivo de la uva en el valle de Sonoma. En esta calidad emprendió en 1861 un viaje a Europa en compañía de mi bisabuelo Arpad, y durante esa gira adquirió en Burdeos, Málaga, Heidelberg y Génova, de su propio peculio, cien mil cepas de vid que representaban más de mil variedades; lo mismo que un selecto grupo de cepas de olivos, almendras, granadas, naranjos, limoneros y castaños, cargamento que fue puesto todo de manera generosa a disposición de los demás propietarios.

Aquellos atrevidos métodos, tanto la siembra de la vid en eras más estrechas, como la introducción de nuevas variedades de uva desconocidas en California, dieron pie a que se le culpara de los daños causados por la plaga del piojo filoxera que se desató con gran inclemencia. Y como las cosechas disminuían, y abundaban los problemas financieros provocados por la quiebra de muchos propietarios de viñedos, Agoston debió retirarse del cargo de superintendente. Se ordenó destruir de inmediato las hileras adicionales en los viñedos para regresar al tradicional espacio de seis pies, y las plantas extranjeras fueron arrancadas de raíz y entregadas al fuego. Dichosamente no todas, porque de las cepas de uva zinfandel que sobrevivieron al fuego nació la hoy pujante industria vinícola de California.

También recibió Agoston críticas a resultas de utilizar la mano de obra de inmigrantes chinos para la recolección de la uva, y hubo hasta un folleto en su contra publicado en 1867 en San Francisco, Yellow Slavery.

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