El Príncipe Rebelde by Manuel Fernandez Alvarez

El Príncipe Rebelde by Manuel Fernandez Alvarez

autor:Manuel Fernandez Alvarez [Alvarez, Manuel Fernandez]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: prose_contemporary
ISBN: 9788423964925
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


14

He vuelto a la superficie. Entreabro los ojos, después de un montón de horas de un sueño ininterrumpido —según afirman los míos— y lo primero con lo que me encuentro es con la cara burlona de Julián que, sentado al borde de mi cama, asiste a mi despertar.

—¡Ya era hora, gandul!

—Pues aunque te parezca raro, aún seguiría durmiendo la tira de tiempo. ¡Qué galvana siento!

—Natural —intervienen mis hijas—. Llevas dos días en la piltra y todavía quieres más. No, si te digo…

—Bueno, que no empiecen las broncas. Que alguien me dé algo de comer, y después ya veremos.

—¿Y no sería mejor que primero te pegases una ducha? Que has sudado lo tuyo, y algo de jabón no te vendría mal.

Refunfuño, pero al fin me pliego a la presión familiar. A la tarde ya soy persona y puedo reanudar mis conversaciones con Julián.

—Una cosa te quería preguntar —es Julián el que inicia la charla—. Y no es si continúas con tus sueños, que a la vista está, porque cada vez te veo más tocado. Y no será que no te hayamos advertido de que te estás metiendo en un juego muy peligroso, del que quizá, cuando quieras salir de él, te encuentres con que ya no puedes. Pero en fin, eso —como dicen ahora los cínicos de hoy en día, que tanto abundan— es tu problema. No. Lo que yo quisiera plantearte es una curiosidad personal.

—Pues adelante. Déjate de tantos circunloquios y dispara.

—Ahí va mi pregunta: En esos sueños tuyos, ¿echas en falta alguna vez tu mundo actual? ¿Actúas o hablas en alguna ocasión echando mano al bagaje que poseemos los hombres de fines del siglo XX?

—Sé lo que quieres decir. Te planteas si yo obro como ese personaje de Mark Twain en Un yanki en la corte del rey Arturo. Pues mi respuesta es no, aunque es cierto, ahora que me dices eso, que a veces tengo la impresión de encontrarme demasiado solo, sin familia, sin amigos. ¡Lo que daría por encontrarme contigo en esos sueños, y poder comentar en tu compañía lo que está sucediendo y que sabemos que no puede dejar de ocurrir!

—Claro, claro. Eso tiene sentido. Y pienso que también fácil remedio, dado que todo son criaturas de tu mente desvariada…

—Hombre, gracias por la fineza.

—Nada, es lo que se merece. Pero en este momento que conste que voy más allá de la recriminación. Porque mucho me asombra que tú, tan ducho en eso de los sueños, no te des cuenta de que los detalles se pueden provocar a voluntad. De hecho, eso es lo que estás haciendo con don Carlos y su rebelión frente al Rey.

—¿Quieres decir que si me lo propongo podrías aparecer tú también entre aquellas sombras que rodean a Tristán, el bufón de la Corte de Felipe II?

—Tal cual.

—¿Y tú te prestarías a ello?

—¡Ah, no! Eso es otra cuestión. Como siempre, te equivocas de medio a medio. Yo no voy a descender contigo a los infiernos. Eres tú el que vas a hacerlo por mí, si es que en verdad te lo propones.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.