El milagro del Prado by José Calvo Poyato

El milagro del Prado by José Calvo Poyato

autor:José Calvo Poyato [Calvo Poyato, José]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Arte, Historia, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-31T16:00:00+00:00


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Valencia

La prensa franquista lanzó duros ataques contra estos traslados, aunque con mucho retraso respecto al inicio de la salida de los cuadros. Así se comentaba el asunto en un periódico de San Sebastián en mayo de 1937, cuando ya se había efectuado la saca de gran parte de las obras: «Se confirma una noticia: los marxistas españoles se llevan al extranjero todos nuestros mejores cuadros para dilapidar el tesoro artístico nacional»[80]. Esa información coincidía con el final del segundo gobierno de Largo Caballero y la llegada a la presidencia de Juan Negrín.

En Valencia los cuadros, bajo el control de la Junta Central de Incautación y Protección del Patrimonio Histórico Artístico, eran llevados a dos depósitos que se habían habilitado como almacenes para las obras de arte que llegaban a la ciudad: las Torres de Serranos y el Colegio del Patriarca.

Las Torres de Serranos defendieron en su tiempo una de las puertas de la muralla medieval de Valencia. Fueron bautizadas con ese nombre porque por dicha puerta transitaban las gentes que salían de la ciudad o llegaban a ella procedentes de la comarca llamada de los Serranos, en la cuenca alta del Turia, limitando con tierras de Aragón. A ella también llegaba el camino real de Zaragoza. Fueron levantadas durante los últimos años del siglo XIV y su finalidad esencialmente defensiva explica que fueran dotadas de sólidos muros de piedra de un enorme grosor. El aire de fortaleza gótica que ofrecían resultaba impresionante y por ello terminaron convertidas en la puerta principal de Valencia, por la que accedían las personalidades más importantes que llegaban a la ciudad. Allí acudían las autoridades valencianas a recibirlas.

Para su utilización como depósito de piezas artísticas se realizaron en ellas diversas obras bajo la dirección del arquitecto e ingeniero José Lino Vaamonde, que ya había trabajado en dotar al Prado de un sistema contra incendios[81]. Se construyó una gran plataforma de hormigón armado de casi un metro de espesor sobre el suelo del primer piso, con el fin de proteger los cuadros en caso de que se produjera un bombardeo. Sobre esa placa de hormigón armado se colocó una segunda capa de tierra, con un grosor de metro y medio, y sobre esta una tercera de cáscara de arroz, de más de un metro de espesor, cuya finalidad era amortiguar posibles derrumbamientos de los pisos superiores. Sobre la bóveda de mampostería del edificio medieval, que servía de basamento al suelo del segundo piso y tenía un metro de grosor en la clave, se colocó otra capa de tierra. Por último, la cubierta de la terraza se protegió con cinco filas de sacos terreros. Las torres fueron equipadas con sistemas contra incendios y de control de la humedad y la temperatura.

El otro lugar convertido en depósito de las obras de arte fue el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, conocido como Colegio del Patriarca por haberse construido a iniciativa de san Juan de Ribera, arzobispo de Valencia y patriarca latino de Antioquía, que ocupó la silla arzobispal durante los años en que se llevó a cabo la expulsión de los moriscos.



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