El largo camino hacia la libertad by Nelson Mandela

El largo camino hacia la libertad by Nelson Mandela

autor:Nelson Mandela [Mandela, Nelson]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1993-12-31T16:00:00+00:00


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La vista preliminar había quedado fijada para el lunes 15 de octubre de 1962. La organización había creado un comité para mi liberación y había puesto en marcha una poderosa campaña bajo el lema «Libertad para Mandela». En todo el país se celebraron actos de protesta y el eslogan empezó a aparecer garabateado en las paredes de los edificios. El gobierno contraatacó prohibiendo todas las reuniones relacionadas con mi encarcelamiento, pero la prohibición fue ignorada por el movimiento de liberación.

A modo de preparativo para la vista del lunes, el comité para la liberación de Mandela había organizado una concentración masiva ante el tribunal. El plan consistía en que la gente se alineara a lo largo de la ruta que debía recorrer el furgón en que iban a trasladarme al juicio. Gracias a los artículos de los periódicos, las conversaciones con las visitas e incluso los comentarios de los carceleros me enteré de que se esperaba una concentración nutrida y ruidosa.

El sábado, mientras me preparaba para la vista del lunes, se me ordenó que empaquetara mis cosas de inmediato: la vista se celebraría en Pretoria. Las autoridades no habían emitido comunicado alguno al respecto, y si no hubiera podido hacer llegar la noticia al exterior a través de un guardián comprensivo, nadie habría sabido que no me encontraba en Johannesburgo.

Pero el movimiento reaccionó con presteza y cuando se abrió la sesión el lunes por la mañana la vieja sinagoga estaba atestada de simpatizantes. La sinagoga era ya como un segundo hogar para mí tras los cuatro años que había durado el juicio por traición. Mi consejero legal, Joe Slovo, no pudo estar presente, ya que se hallaba confinado en Johannesburgo debido a una orden de proscripción y en su lugar me asesoró, muy competentemente, Bob Hepple.

Aquella mañana entré en el tribunal vestido con un kaross tradicional xhosa de piel de leopardo en lugar de traje y corbata. La multitud de simpatizantes se puso en pie como un solo hombre y con el puño en alto gritó Amandla! y Ngawethu! El kaross enardeció a los espectadores, muchos de los cuales habían recorrido todo el camino desde el Transkei. Winnie llevaba también un tocado tradicional con cuentas y una falda xhosa hasta los tobillos.

Había decidido usar el traje tradicional para realzar simbólicamente que era un africano negro obligado a comparecer ante un tribunal del hombre blanco. Llevaba literalmente a mis espaldas la historia, la cultura y la herencia de mi pueblo. Aquel día me sentí como una encarnación del nacionalismo africano, heredero del difícil pero noble pasado de África y de su incierto futuro. El kaross era también una muestra de desprecio por las formalidades jurídicas de los blancos. Sabía perfectamente que las autoridades se sentirían amenazadas por mi atuendo, del mismo modo en que tantos blancos se sienten amenazados por la verdadera cultura de África.

Cuando la multitud se tranquilizó y se abrió el caso saludé formalmente al fiscal, señor Bosch, al que conocía de mis días como abogado, y al magistrado, el señor von Heerden, que también me era familiar.



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