El ingrediente secreto by Dani Vera

El ingrediente secreto by Dani Vera

autor:Dani Vera [Vera, Dani]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-05-15T00:00:00+00:00


Capítulo 22

El mundo era un pañuelo. O eso decían. Encontrarme a Javi allí me dejó sin habla. Pero enterarme de que era el chef del restaurante supuso un impacto aún mayor. En un principio, pensaba que sería el cocinero de algún bar. Pero esto… No podía expresarlo con palabras. Me avergonzaba de mi actitud, no porque fuera mejor, sino por mi manera de juzgarlo sin conocerlo. Al final, tenía razón al llamarme pija o Paris. Sonreí al recordarlo y, cuando alcé el rostro, me encontré con su mirada que me escudriñaba.

—Entonces, que yo me entere —⁠⁠inquirió Óscar⁠⁠—, ambos habéis heredado un hotel que es un desastre. Lo vais a reformar, y ninguno quiere venderle su parte al otro, por lo que habéis llegado al acuerdo de que el primero que se canse lo vende. —⁠⁠Asentimos. Javi estaba sentado a mi lado, demasiado cerca para mi propia cordura⁠⁠—. ¿Y por qué no lo lleváis entre ambos? Así sería mucho más fácil para ti, Javi, porque tendrías la suficiente libertad como para estar aquí y allí.

—Imposible —saltamos los dos a la vez. Todos pasearon sus miradas de Javi a mí. Inma levantó una ceja, parecía que se divertía con el tema.

—¿Por qué? —indagó Vega. Su marido tenía el brazo apoyado en el respaldo de la silla de ella y, con la mano libre, agarraba de manera cariñosa la de su esposa.

—Porque somos incompatibles —⁠⁠aclaré. La información no era demasiado específica, pero tampoco quería ahondar más. Miré a Javi de reojo, que se removía inquieto en su silla. Tomó un sorbo del refresco.

—No nos ponemos nunca de acuerdo. Discutimos por las cosas más simples —⁠⁠aclaró Javi y luego volvió a dejar el vaso encima de la mesa.

—Aunque hoy hemos elegido el mobiliario del hotel sin ningún conflicto —⁠⁠intenté esquivar la discusión que seguro que tendríamos a continuación.

—Porque ya teníamos claro qué queríamos con los bocetos que hiciste.

—Pero no con los del jardín.

—Te recuerdo que no los hemos comprado —⁠⁠replicó de manera maliciosa.

—Porque no has visto nada que te complazca. —⁠⁠Si pensaba que ganaría esta discusión, era que no me conocía lo suficiente.

—Es que no soy tan fácil de complacer.

—No sé, le preguntaremos a Irene.

De repente, me di cuenta de un par de cosillas casi sin importancia. La primera era que todos estaban pendientes de nosotros dos. Y sonreían, no sé muy bien el por qué. Lo segundo, casi sin darnos cuenta, Javi y yo nos habíamos girado de cara al otro, y estábamos demasiado cerca. Miré sus penetrantes ojos que parecían que me traspasaban y leía mi interior. Me eché hacia atrás y tomé la copa de la mesa para beber otro sorbo. Dijo que el cóctel no tenía alcohol, pero tampoco me fiaba mucho. Además, era el más elaborado de todos, con el que más se había esmerado.

—Pregúntale si te apetece, pero te dirá que soy demasiado exigente —⁠⁠remató con una sonrisa de suficiencia. ¿Seguíamos hablando del hotel o de temas más personales? ¿Qué significaba eso de que era demasiado exigente? ¿Se



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