El despertar de las brujas by Vanessa R. Migliore

El despertar de las brujas by Vanessa R. Migliore

autor:Vanessa R. Migliore [R. Migliore, Vanessa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2019-05-21T16:00:00+00:00


36. Héroe

Faltaba una hora para que comenzara la audiencia y, aunque llevaba toda la mañana preparándose, no podía dejar de mirar el gran reloj de la plaza a través de su ventana. La ciudad llevaba varios días sumida en un silencio inquebrantable. La puerta de la habitación se abrió y dirigió una mirada muy breve a los soldados que esperaban para escoltarlo. Asintió y se ajustó la gabardina gris y el chaleco que le habían permitido lucir.

—¿Preparados para el juicio? —preguntó con tono jocoso al pasar junto a los guardias, pero ninguno le respondió.

Tragó saliva y decidió dejar el buen humor para otro momento. Le temblaban tanto las rodillas que sentía que iba a tropezar con cada paso que daba.

Los gritos y las exclamaciones de la corte eran lo único que se oía. Caminó con el mentón en alto sin fijarse en los rostros que se giraban para verlo desfilar, tomó asiento en la primera fila y se cruzó de piernas mientras observaba a Eriol beber un trago de su copa. Junto a él estaba Titán con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión felina. Héroe se relajó y se masajeó la frente como si así pudiese deshacerse del dolor.

—Hay que hacer algo —gritó Titán—. No voy a permitir que una bruja como Rosya gobierne.

Por lo que dedujo, aquella asamblea había empezado mucho antes de que llegara.

Algunos miraron al príncipe con reproche. Héroe escuchó los murmullos y sintió que podía haber algo de esperanza. Sabía que las cosas estaban empeorando. En las últimas horas había oído diversas conversaciones acerca de levantamientos en varias ciudades y amenazas a señores importantes.

Aunque los príncipes se negaban a cumplirlas, él sabía lo que ocultaban. Titán y Eriol se empeñaban en asegurar que todo se debía a la falta de gobierno, pero la intensa mirada de Grol le indicaba que, en el fondo, sabían la verdad y solo pretendían engañar a la corte.

—Creo que olvidáis que vos no sois quien debe decidir quién será el sucesor al trono —clamó una voz al final de la sala.

Titán se tensó y le lanzó una mirada amenazante al hombre.

—Lo sabemos, milord. —Eriol se apresuró a admitir la verdad—. Creo que lo que mi hermano quiere decir es que se siente más capacitado para solucionar los problemas de Edris. —Exhaló de forma exagerada—. Pero comprendemos que la decisión depende de vosotros.

Algunos miembros asintieron, y otros negaron.

Se fijó en que la mayoría de las mujeres no se atrevían a hablar. Tras la caída de Erin de la torre, las persecuciones se habían reanudado y cualquier mujer podía ser acusada de practicar brujería, especialmente si interferían en los planes de Titán o de Grol.

—Creo que la solución no es demasiado complicada. —La voz de Grol resonó en su cabeza—. Deberíamos nombrar un consejo regente que se encargue de gobernar y tomar las decisiones hasta que se escoja a un nuevo rey.

—¡Nada más conveniente para un extranjero como tú! —protestó Rosya.

Grol la miró con curiosidad, y la princesa le sostuvo la mirada.



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