El corazón con que vivo by Peridis

El corazón con que vivo by Peridis

autor:Peridis
La lengua: spa
Format: epub
editor: Espasa
publicado: 2020-03-04T11:27:24+00:00


CAPÍTULO 27

EL FAVOR

Había muchos frentes abiertos en aquella guerra civil. Estaba a punto de librarse la batalla de Madrid, pero Franco parecía no tener prisa por acabar la guerra y los días que perdió por desviarse a Toledo para levantar el cerco del alcázar, cuya defensa numantina había convertido a Moscardó en un héroe para los nacionales, permitieron la llegada de las brigadas internacionales, que, con una tenaz defensa de la capital, detuvieron al ejército de África en la Ciudad Universitaria y en el Puente de los Franceses. Además, el astuto y limitado apoyo de Stalin permitiría al Caudillo tildar de comunista y satélite de Moscú a la República.

En casa de don Arcadio reinaba la extrañeza porque no había recibido contestación del ayuntamiento a sus alegaciones contrarias a su cese como médico titular. Sin embargo, se sobresaltaron cuando se recibió una carta de la comandancia dirigida a Lucas Miranda.

—Era lo que nos faltaba —exclamó el afectado con un enfado monumental—. Me han declarado apto para el servicio y me llaman con urgencia a filas. Tengo que acercarme a la capital para hacer un breve período de instrucción. No me queda otro remedio. Así que me toca ir a la guerra con los rebeldes para luchar contra la República que está siendo derribada por los mismos que juraron defenderla. Paradojas del destino. Un médico republicano llamado a filas para combatir a sus correligionarios.

—Tienes que procurar por todos los medios que no te lleven de simple soldado a los frentes de batalla, para ello tendrás que hacer valer tu condición de médico experimentado. No creo que hayan movilizado a tantos médicos de tu edad.

Lucas recordó que Esperanza le había dicho cuando juró guardar el secreto del asesinato de García Lorca: «Podrás contar con mi ayuda siempre que lo necesites».

«En cuanto se haga de noche, me presento en su casa. Ahora sí que necesito de verdad el apoyo que puedan prestarme tanto ella como su padre».

Era impensable que le estuvieran esperando a aquellas horas. Su llegada fue una verdadera sorpresa. Tanto don Honorio como sus hijas estaban escuchando la radio como de costumbre y se sobresaltaron porque no esperaban ninguna visita. Apagaron la radio, Cari y Feli se retiraron deprisa a sus habitaciones, don Honorio se recluyó en su despacho y Esperanza, que había tenido una corazonada, fue la que se asomó a la ventana para ver quién llamaba. Al reconocer a Lucas bajó corriendo las escaleras para abrirle la puerta de la calle.

—Pasa algo grave para que vengas a estas horas sin avisar —le saludó Esperanza.

—Sí, pasa, es grave y duro para mí. Perdonad que me presente de este modo, pero he recibido de la comandancia un requerimiento para que me presente el lunes próximo en la capital para hacer la instrucción militar. Se me convoca a filas y tengo que ir a la guerra.

—¿Como médico?

—De momento, como simple recluta. Después ya veremos adónde me mandan. Seguramente al frente de combate.

—No te preocupes, Lucas —intervino don Honorio, que había salido a recibirle—. En la guerra hay muertos, heridos, enfermos y muchos soldados.



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