El Cazador De Sueños (Dreamcatcher) by Stephen King

El Cazador De Sueños (Dreamcatcher) by Stephen King

autor:Stephen King
Format: mobi
Tags: Fiction - Espionage, Suspense, Thriller, Fiction
ISBN: 9788497598866
editor: Debolsillo
publicado: 2003-09-15T05:00:00+00:00


habríamos tenido que preocuparnos de que algún animalejo transportara el Ripley fuera de la zona, pero ahora, en noviembre, no.

—Se habrá escapado alguno.

— Se supone que sí, tanto animales como personas, pero el Ripley es lento en propagarse. Nos saldrá bien porque hemos pescado a la gran mayoría de los huéspedes infectados, porque se ha des-truido la nave y porque lo que nos han traído, más que un incendio, es una brasa. Les hemos dado un mensaje sencillo: venid como queráis, o en son de paz o con las pistolitas de rayos, pero no volváis a intentar lo de esta vez, porque no funciona. No creemos que vuelvan, al menos a corto y medio plazo.

Antes de atreverse a lo de ahora se han pasado medio siglo que si sí que si no. La única lástima es no haber conservado la nave para los científicos, pero bueno, corríamos el riesgo de que dentro también hubiera Ripley. ¿Sabes de qué temamos más miedo? De que los grises, o el Ripley, encontraran un agente portador capaz de extenderlo sin contagiarse él.

— ¿Estáis seguros de que no existe esa persona?

— Casi seguros. Si existe... pues nada, para eso está el cordón. — Kurtz sonrió — . Chico, nos ha tocado el gordo. Hay pocas posibilidades de que exista el agente inmune, los grises están muertos y la totalidad del Ripley está aislado en Jefferson Tract. Suerte o Dios. Tú eliges.

Kurtz inclinó la cabeza y se pellizcó la parte más alta del puente de la nariz, como cuando se tiene sinusitis. Cuando volvió a levantarla tenía los ojos llorosos. Lágrimas de cocodrilo, pensó Owen, pero a decir verdad no estaba seguro. Tampoco tenía acceso al cerebro de Kurtz. Una de dos: o ya se había alejado demasiado la ola telepática, o Kurtz había encontrado la manera de darle con la puerta en las narices. Sin embargo, cuando su superior retomó la palabra, Owen casi habría jurado que oía al Kurtz de verdad, a un ser humano, no a un cocodrilo.

—Me retiro, Owen. Al final de esto me doy de baja. Aquí calculo que hay faena para cuatro días más, máximo una semana, si es tan fuerte la tormenta como dicen; y mala lo será, aunque la pesadilla no es hasta mañana por la mañana. Supongo que haré lo que me toca, pero después... Nada, que ya estoy para retirarme del todo, y les dejaré que escojan: o pagarme o matarme. Yo creo que pagarán, porque sé dónde están enterrados demasiados cadáveres (lo aprendí de J. Edgar Hoover), pero casi he llegado al punto de pasar de todo. Tampoco habrá sido lo peor de mi carrera. En Haití despa-chamos a ochocientos en media hora (aún tengo pesadillas, y eso que fue en 1989), pero como esto...

Ni de lejos. Porque los desgraciaditos de allá fuera, los del establo, el cercado y el corral... son americanos. Gente que va en Chevrolet, compra en Kmart y nunca se pierde ¿Quiere ser millonario?

La idea de matar americanos, de hacer una masacre de americanos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.