El ataque de los zombis by Raquel Castro

El ataque de los zombis by Raquel Castro

autor:Raquel Castro
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9786073031387
editor: UNAM, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial


La saga incompleta

de la Piraña Humaña

Todavía me acuerdo de cuando me convertí en la Piraña Humaña. Fue mi primera incursión en el mundillo de los superhéroes y —debo admitirlo— fue por el lado equivocado. ¡Pero es que los villanos también tienen su corazoncito! (y sus dientes. Y sus armas letales para sojuzgar al mundo. Pero creo que me estoy saliendo de tema).

Mi ingreso en el universo de los mutantes fue más o menos así: yo tenía diecisiete años y fui al acuario de la Torre Latino en compañía de algunos amigos. Vimos la pecera con las pirañas. Me retaron (mis amigos, no las pirañas) a meter la mano. Yo, valiente como toda chica que se precia de haber sobrevivido al Ataque de los zombis del frijol, no podía decir que me daba miedo que los animalitos me cercenaran la mano y me dejaran como a Luke Skywalker. Además, recordé que las pirañas atacan en grupo —por lo que un par de ellas no me podían hacer absolutamente nada, según yo.

Metí la mano.

Con lo que yo no contaba (cómo iba a saberlo, si no era un narrador omnívoro… quiero decir, omnisciente) es que, dos años antes…

(Flashback en formato novela gráfica. Río Amazonas.)

Cuadro uno: Un doctor con cara de loco hace experimentos a la orilla del río.

Cuadro dos: Detalle al laboratorio portátil del doctor con cara de loco. Señales de “radiactivo, manéjese con cuidado”.

Cuadro tres: El doctor levanta con aire triunfal un tubo de ensayo que contiene un líquido verde neón, burbujeante y amenazador.

Cuadro cuatro: Salen los guerreros de la tribu Obembe de entre los arbustos. Devoran al profesor y el tubo de ensayo queda abandonado a la orilla del río…

Cuadro cinco: Gotas verde neón caen en el hociquito de una piraña.

Cuadro seis: Hombres con gafetes y playeras de Acuario de la Torre Latino, S. A. pescan una piraña de aspecto luminiscente y mirada humana.

(Volvemos al acuario.)

Pus ya está: meto la mano, la piraña radiactiva me muerde, del dolor caigo al piso, me llevan a casa; tras larga agonía en la que cada una de mis células muere y renace (¡ouch!) logro levantarme, pero yo ya no soy yo… ¡Soy la Piraña Humaña! Tengo dientes filosos, mirada asesina y deseos de venganza.

Entonces comienza una época de miedo en la Ciudad de México porque la Piraña Humaña se come vivas a sus víctimas para robarles el reloj y la cartera. Tiene especial predilección por los machines misóginos que se fingen caballerosos y los que se asumen como machines misóginos (los atrae con su otra identidad, la de adolescente zonza y romántica; y a la primera señal de desprecio o condescendencia… ¡zaz! aparecen las hileritas de dientes).

Terror. La megalópolis (así se le dice a una ciudad grande cuando se está en una historia de superhéroes) se empieza a percatar del perfil psicológico de las víctimas cuando mueren, en una misma noche, Arjona, Andrés García y cierto escritor alternativo que decía que todas las mujeres son unas putas, o flores en el campo dispuestas a



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